La exhibición de Deseando amar / In the mood for love refrenda ante el público mexicano las cualidades y defectos de su director, Wong Kar-Wai, de quien se vio en el pasado 21 Foro de la Cineteca la cinta Happy together.
Pero en Deseando amar vemos un cineasta más maduro, que maneja una puesta en escena más sútil y llena de matices emocionales y cinematográficos. Sin embargo, el crecimiento de sus cualidades no ha logrado borrar sus errores como cineasta.
En esta ocasión, al igual que en Happy together, Wong Kar-Wai centra su atención en personajes que están al margen de los acontecimientos. Pero esta es una cualidad del cineasta, que ahora desarrolla con mayor determinación.
El guión y la cinta hablan de una historia de amor, de unos amantes. Pero mientras que el común del cine hollywoodense se centraría en quienes realizan el adulterio y vería como termina la relación, Kar-Wai hace todo lo contrario.
El director elige narrar en su película la historia de los que sufren el adulterio; es decir, de los esposos abandonados, de los amantes traicionados, de los que esperan durante horas y días a su pareja. Los personajes, que en otras cintas serían meramente secundarios, aquí se vuelven los centrales. El realizador usa su cámara para observarlos con detenimiento.
Así, mientras Hollywood hubiera tomado a los amantes principales bajo un guión con una Trama de Resolución (qué ocurre al final, con un desenlace de la historia con acción, rupturas y acontecimientos), Kar-Wai prefiere tomar a los esposos abandonados y los presenta con una Trama de Revelación (que muestra el estado de las cosas, que devela al espectador lo que está detrás de los acontecimientos cotidianos).
Es tan tajante la decisión de Kar-Wai que los amantes activos, que viajan, se ven a escondidas, que dan pretextos y finalmente se fugan, nunca enseñan la cara. Sólo se oyen sus voces o se les ve de espaldas en la parte inicial de la película.
La mirada cinematográfica se concentra en quienes sufren el abandono, la espera y la soledad.
Y allí, donde no hay una historia para el cine comercial, el director encuentra una veta narrativa y se concentra en ella hasta hacerla el eje de su película. Kar-Wai toma lo no dicho en el cine comercial y se atreve a contarlo.
La anécdota se ubica en el Hong Kong de los años 60, donde dos parejas coinciden en el mismo lugar al rentar dos de los reducidísimos apartamentos disponibles, y que son contiguos.
De este punto sale una de las características de la cinta, en lo que se refiere a sus ambientes. A pesar de que ocurre en pocos lugares (dos departamentos, cocina, sala común, calle, dos oficinas, cuarto hotel, restaurante) se tiene una sensación fuerte de promiscuidad, de aglomeración, de poco espacio y mucha gente. Característico de una ciudad superpoblada como es la de Hong Kong, que creció en un área geográfica muy reducida.
Pero una virtud de la cinta es lograr que dentro de ese ambiente de aglomeración los personajes estén aislados en sí mismos, y se encuentren envueltos en una gran soledad personal.
Wong Kar-Wai describe en forma lograda a sus dos personajes principales, ambos abandonados por sus respectivos esposos.
Su Li-Zhen, o la Sra. Chan (interpretada por Maggie Cheung) es una secretaria que cubre la infidelidad de su jefe. Se sabe muchos trucos porque ella concerta citas, comunica los pretextos de ausencias, compra regalos para esposa y amante del jefe.
Chow Mo-Wan, el Sr. Chow (actuado por Tony Leung, que ganó la Palma a la Mejor Actuación Masculina en Cannes 2000), es un oficinista al que le encantan las novelas de artes marciales, y que casi no ve a su esposa por tener horarios diferentes, además de que ella siempre da pretextos de que se queda más a trabajar.
Entre el esposo de la Sra. Chan y la esposa del Sr. Chow se da una relación de amantes pero nunca la vemos en pantalla. Vemos lo que les ocurre a los dos esposos abandonados, y el estado emocional por el que pasan.
En esta primera parte, cuando los esposos traicionados se encuentran en el edificio común, Wong Kar-Wai usa un estilo de cámara llamativo, con un detalle visual y de puesta en escena interesante. En el ir y venir entre cuartos privados y áreas comunes, la cámara está fija y los personajes entran y salen de cuadro. Este segmento de la puesta en escena refuerza la sensación en el espectador de espacios reducidos, de la existencia de otros lugares, de pasillos que no se ven.
Ambas personas descubren la traición del cónyuge por detalles nimios, y adivinan que la pareja del Otro es quien complementa el adulterio al ver que objetos como bolsos y corbatas son compartidos en ambos hogares. En una escena en un restaurante, la Sra. Chan y el Sr. Chow comparten sus temores y llegan a la certeza de que son engañados.
Wong Kar-Wai acumula detalles, observa situaciones cotidianas (la cocina común, los juegos de mahjong, los vecinos, la comida) y hace que los personajes se encuentren una y otra vez en el mismo espacio. Lo hace con un cuidado en la realización y en el detalle que sorprende al espectador.
A partir de estas premisas y sus ligeras variaciones en pantalla, el director traza la psicología de sus personajes y la va enriqueciendo, para placer del espectador.
Una vez que los esposos descubren el adulterio, el director usa estos mismos rasgos ya descritos, pero los plantea en cámara con un nuevo estilo, que difiere del anterior de entrada – salida de personajes en el encuadre de una cámara fija.
Los encuentros de los esposos traicionados ya no se realizan de esta forma. Cuando van a cenar en un puesto callejero, sus idas y venidas ahora son remarcadas por la presencia total de la música (cuerdas en pizzicato y un violín solista) que es melancólica. Los personajes se mueven en cámara lenta, destacando la belleza, soledad y tristeza de los movimientos corporales de la Sra. Chang.
Pero también la cámara participa con sus propios movimientos. Ahora sigue en forma activa a los personajes que deambulan.
Finalmente, cuando el director lo considera necesario, funde los dos estilos de su cámara. En ese sentido la puesta en escena, la dirección de actores, movimiento de cámara y edición de Deseando amar / In the mood for love es brillante.
El intercambio de información entre los esposos se incrementa. Ambos se cuentan las mutuas mentiras de sus parejas, y van descubriendo estos ires y venires por eliminación hasta que ambos amantes, ahora personajes secundarios, desaparecen en Japón.
Con una cierta influencia de la literatura latinoamericana, en especial de Julio Cortázar en ambientes de Rayuela, El Sr. Chow y la Sra. Chan se vuelven solidarios en su soledad y la comparten. De hecho, tienen un par de relaciones sexuales que no se ven en pantalla, y terminan por comenzar una amistad bajo la premisa que expone la Sra. Chan: “No vamos a ser como ellos”.
En ciertos momentos donde la pareja parece que va a romper con esta premisa, y que terminarán abiertamente como amantes, Kar-Wai mete música popular para comentar los pequeños hechos cotidianos, tal y como en ocasiones lo ha hecho Pedro Almodóvar.
Así, aparece en la banda sonora Nat King Cole con dos canciones en español, para sorpresa del espectador que no las espera en una película china.
La barrera del “No vamos a ser como ellos” que levanta la Sra. Chan permanece en pie, pero la mutua atracción y la soledad personal tienen que desahogarse de alguna manera. Lo que eligen, por las circunstancias, es ponerse a escribir novelas de artes marciales –de las cuales ambos son fanáticos-, que funcionan perfectamente al grado de que las compra un editor.
Así, las reuniones de ambos en un hotel de paso, que serían las clásicas de los amantes, no terminan en el colchonazo, revolcón o brinco ensabanado. Lo que se da es la redacción y corrección de las novelas de artes marciales.
Además de refugiarse en el trabajo, estas “cosas buenas que parecen malas” los orilla casi a tener un problema con los murmuradores vecinos. En una de las reuniones para escribir, los vecinos llegan antes y la Sra. Chan tiene que pasar la noche en el cuarto de su vecino. Y aunque no ocurre nada, la mutua corriente emocional es innegable.
Otra escena, donde la puesta en escena de Wong Kar-Wai conjuga la técnica literaria con la cinematográfica, es cuando el Sr. Chow entrena a la Sra. Chan para exigirle a su esposo la verdad. Aun en el ensayo, la Sra. Chan es devastada por la “verdad”. Gracias a los diálogos sencillos pero emocionales se da el momento en que la barrera física entre los dos personajes se rompe.
En ese sentido, y hasta este momento de la película, el director ha graduado con maestría su observación de las pequeñas cosas cotidianas que visten la vida de sus dos personajes.
Todas las virtudes del realizador han quedado plasmadas en la pantalla: su puesta en escena, la atención a los detalles (como la comida, que juega un papel importante con su presencia en el argumento), la dirección de actores, la empatía con los personajes, una cámara diestra que no desdeña moverse.
¿Por qué entonces el espectador siente que la película “se cae” hacia el final?
Por simple economía narrativa.
Wong Kar-Wai parece engolosinado con sus propios logros, con su propio estilo, con su habilidad para narrar lo cotidiano, y no frena a tiempo su historia para rematarla y darle fin.
Se empieza a acumular detalle tras detalle, canción tras canción hasta saturar al espectador que empieza a aburrirse. Las situaciones se repiten una y otra vez (ya quedó bien claro que la Sra. Chan quiere, pero no se anima). Pero la historia ya no avanza ni presenta elementos nuevos al espectador. La brillantez de la dirección, de la que hemos hablado, no alcanza para sostener el interés durante toda la duración de la cinta.
El grave defecto de Wong Kar-Wai, que también afectó su cinta Happy together, es extenderse demasiado y NO CORTAR escenas con una edición más firme, que se interese más por el efecto de toda la cinta que por secuencias particulares.
La redundancia de las escenas de la cinta es lo que emparenta Deseando amar con las telenovelas mexicanas. El final se siente telenovelesco, con todo y letrerito de “Años después…”.
El acierto de la cinta es “No ser como son ellos” los hollywoodenses. Pero al igual que se alarga la indecisión de la Sra. Chan ante el hecho de aceptar una relación, la cinta no se atreve a decidir el momento correcto para terminar.
DESEANDO AMAR / IN THE MOOD FOR LOVE. Producción: Block 2 Pictures, Jet Tone Production Co., Paradis Film, William Chang, Wong-Kar-Wai. Dirección: Wong Kar-Wai. Guión: Wong Kar-Wai. Año: 2000. Fotografía en color: Christopher Doyle, Mark Lee Ping-Bin. Música: Michael Galazo. Edición: William Chang. Con: Tony Leung Chiu-Wai (Chow Mo-Wan), Maggie Cheung (Su Li-Zhen), Lai Chin (Sr. Ho), Rebecca Pan (Sra. Suen), Ping Lam Siu, Paulyn Sun. Duración: 98 mins.. Distribución: Latina

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