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Christopher Nolan: El Hombre detrás de Batman

Written By sitemp3 on Sabtu, 21 Juli 2012 | 13.42

El cineasta británico habla acerca del cierre de su exitosa saga basada en el Hombre Murciélago.

Miguel Cane



Christopher Nolan (Londres, 1970) es uno de los directores más particulares y polémicos del Hollywood actual. Es uno de esos hombres inescrutables y duros del cine, en la vena de Kubrick o Ford, que – a su manera – ha hecho de su trabajo una auténtica religión para millones de espectadores. Desde el inicio de su carrera, en 1997, es un obsesivo de su trabajo que disfruta siendo así. Su intensidad no sigue una línea recta, sino que sabe ser temperamental en filmes que no se parecen en nada y sin embargo tienen un sello. Admite que desde niño estuvo obsesionado con el cine y ahora, literalmente, vive de su obsesión: su debut, sin casi presupuesto, Following, es un filme redondo e inquietante. Memento lo puso en el mapa como uno de los grandes de su generación; pero la consagración le llegó con la saga de Batman, que inauguró con Batman Begins en 2005. En un respiro creó El Origen (2010), que muchos consideran su obra maestra y ahora llega con la última entrega de la saga del Hombre Murciélago; una historia oscura y estremecedora donde el superhéroe renace de su depresión.



¿Con esta película te despides definitivamente de Batman?
“Sí. Es una despedida dulce y amarga al mismo tiempo. No estaba seguro de que fuera a hacer una tercera película. Cuando me decidí a rodar la tercera parte, fue principlamente porque esta trilogía ha significado mucho para mí como realizador y con el equipo que ha estado conmigo desde el principio, hemos tratado de decir adiós de la mejor forma posible.”

La película comienza ocho años después de la anterior. Y Batman no pasa por sus mejores momentos.
“No. Se encuentra en un estado muy difícil, debilitado mental y físicamente. Cuando se encuentra por primera vez con Selina Kyle (Anne Hathaway) y descubre que le está robando, no le importa. Le da igual. Pero ella consigue reactivarlo, al hurtar las perlas de su madre. Es algo que lo sacude. Lo hace reír, lo inspira y obliga a regresar. A Bruce todos lo tratan como un fantasma y como a una especie de príncipe, sin embargo Selina lo desafía y es la horma de su zapato. Ella es su fuerza para regresar. Esa es la prncipal espina dorsal de la trama.



Habías dicho hace unos años, que quisiste contar la historia de Batman porque era un personaje emblemático, icónico. ¿Qué es un icono, según tú?
“Para mí es algo instintivo más que analítico. No se trata de tener una lista de cualidades que se le puedan encontrar. Un personaje icónico, que es la palabra que usé, deber tener debilidades, fallos, igual que los seres humanos, una falla trágica; como Hamlet, como Odiseo. Los eruditos son los críticos, como ustedes. Son quienes escriben, a quienes les toca articular las características de un buen personaje. A mí siempre me resultó fascinante y decidí que era el personaje que necesitaba para explorar ciertos aspectos del lenguaje cinematográfico que me interesaban. Te lo pongo de esta manera: sentí una responsabilidad. No es muy frecuente que tengas éxito comercial y que luego tengas algo que quieras hacer que puede entusiasmar a la gente, así que es una gran oportunidad, y la responsabilidad que sentimos en hacer lo que creímos que es la mejor película posible. Esas oportunidades para los cineastas son muy raras, y sentí mucha responsabilidad para tratar de hacer algo realmente memorable en esta ocasión.”



Llevas a tu equipo y a ti mismo al extremo para realizar tus películas. ¿Por qué correr tantos riesgos por tu arte?
“Primero tengo que decir que no sé si esto que yo hago puede ser llamado arte. A mí no me corresponde decirlo. Yo solo hago lo que sé hacer, lo que amo más profundamente. No podría hacer otra cosa, pero me sentiría muy pinche arrogante si dijera que esto es arte. Segundo, creo firmemente en la idea de exigirte tanto como puedas. ¿Por qué no? Lo único sobre lo que tengo control es sobre mi trabajo. Yo no decido las secuencias que desaparecen de una película hasta que estoy en la sala de edición con mi editor. Por eso trabajo igual con cada escena. A mí me da una enorme satisfacción construir la película desde ceros.”

Has hecho un trabajo fantástico al mantener El Caballero Oscuro Asciende en el misterio durante todo el año pasado. Todos sabíamos que se estaba filmando, quienes actúaban y que se iba a estrenar en Julio, pero nada más. ¿Cómo equilibras ese secreto con la necesidad de darle a la audiencia información suficiente para que quiera comprar un boleto?
Bueno, en verdad es difícil equilibrar el mercadeo de una película y mantenerla fresca para el público. Mis experiencias más placenteras como espectador siempre han sido el ir al cine, sentarme, que las luces se apaguen y la película se proyecte en pantalla y no sepas absolutamente nada de ella, que no conozcas cada vuelta de la trama y cada movimiento de los personajes ni lo que va a ocurrir. Quiero que una película me sorprenda y me entretenga, así que eso estamos tratando de hacer con el público. Obviamente, también tenemos que vender la película. Es un equilibrio que, creo, Warner Brothers está manejando muy bien. Supongo que en algún momento, el mantener algo en secreto conduce a su propio grado de exageración, pero no pienso en ello como un exceso de confidencialidad o clandestinidad. Creo que es algo apropiado si se hace con medida. Ya sabes, invitamos al público a que venga y nos basamos en algunas imágenes e ideas de la historia y su premisa, pero no queremos contarla toda. Creo que hoy, con mucha frecuencia, se revela demasiado de una película en su mercadeo.

¿En algún momento consideraste realizar la película en 3D?
Sí, claro, evaluamos filmarla en distintos formatos, incluyendo la tecnología 3D. Pero decidí que no teníamos el tiempo suficiente para obtener el nivel de calidad que deseaba. Pienso que la cuestión de la 3D realmente pertenece al público. Según las pruebas que hemos visto, es perfectamente posible post-convertir muy bien un filme, pero a mí no me gusta tener lentes cuando veo una película, y me gusta ver una imagen muy brillante en la que pueda sumergirme. Así que, al final, estoy muy contento de distribuir y exhibir la película en copias que se proyectarán con mucha brillantez y con la más alta calidad posible de imagen en pantalla IMAX. Eso es lo que realmente me entusiasma.

El cierre que das a la película es sorprendente, considerando toda la oscuridad de la trama: casi podríamos decir que es un desenlace esperanzador, un happy end. ¿Cómo llegaste a esa conclusión?
“A ver, había un número limitado de opciones hacia donde ir, ¿sabes? Y al mismo tiempo, una gran gama de subterfugios. Es algo que viene del cómic. El final, final, esto lo sabes, es que los personajes, ya sean héroes o antagonistas, se mueren. Mueren por alguna razón. Hamlet muere. Vito Corleone muere. Darth Vader. Ellen Ripley. Pero... también tenemos en cuenta una cosa y es que Batman es una leyenda. Es más grande incluso que Bruce Wayne. El pasar la estafeta me parece mucho más justo y sólido y creíble. Es una tradición, un legado. Y esa escena a la que aludes con Alfred, lo que profetiza... es una manera de dar al público un respiro. Durante estos ocho años le han dado su cariño a una encarnación de Batman, que es la que hace Christian Bale. La química entre él y Anne garantiza que ambos pueden ofrecerle al público eso que desean, pero que no esperan en una película de este tono. Es un poco ir a contracorriente, y también de compensar todos los aspectos. Quedamos muy satisfechos todos.”

¿Cómo ha cambiado el cine desde que empezaste a trabajar en Hollywood hace 12 años?
En cuanto a lo que se refiere a mi trabajo como director, lo que siempre digo –que puede ser muy difícil que la gente entienda- es que para mí el proceso cinematográfico siempre ha sido el mismo. Cuando estaba haciendo Following, que se rodó con mis amigos un día a la semana durante un año, conjunté la película de esa manera. Para mí, lo que hago en el estudio es ver cómo ocurren las cosas como si fuera un miembro del público, y tratar de ver “qué es la imagen que estamos fotografiando, cómo hará que avance la historia, y cuál será la siguiente imagen”. Ese es el proceso que, para mí, no ha cambiado; extrañamente siempre es similar no importa que tan grande sea la película.


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Melancolía / Melancholia, de Lars von Trier

Con su más reciente filme, Lars Von Trier vuelve a romper los esquemas y desafiar los géneros, con resultado impactante

Miguel Cane



Se dice que Lars Von Trier (Kongens, 1956) es un genio. Que es un loco. Que es un imbécil: es muy probable que, dadas las circunstancias que las avalan, las tres cosas sean en mayor o menor proporción, ciertas. Si bien lo único que salta a la vista, que trasciende al autor, es la naturaleza compleja y mutante de su obra. Desde su desconcertante debut a los veintiocho años con El elemento del crimen, a la espléndida Europa, pasando por auténticas obras maestras como Rompiendo las olas y Dogville, que rompieron paradigmas de lenguaje cinematográfico a nivel creador/espectador, a meros ejercicios en provocación y agrura emocional (véase, si se arriesga, Los idiotas, Bailando en la oscuridad y más recientemente Anticristo).



Este hombre ha sido de todo y sin medida: de ahí que, rodeada de polémica desde su estreno en Cannes este año – donde Tíito Lars se puso a decir, frente a toda la prensa internacional ahí reunida, algunas vaciladas frivoloides sobre la estética del nazismo que ofendieron a plétora de sensibilidades, lo que devino en que fuera señalado persona non grata por el festival cuya teta antaño mamara con tanta gloria, si bien esto no impidió que su leading lady, Kirsten Dunst obtuviera el premio a mejor actriz –, Melancolía no es la excepción a la regla en su canon. Es lo mismo un estremecedor psicodrama sobre la manifestación tangible del temperamento depresivo y cómo éste paraliza a una joven creativa publicitaria, obligándola a sumirse en un profundo estado de anhedonia; que la pelicula de ficción especulativa con temática apocalíptica más hermosa que se haya filmado nunca.



Tableau: una hermosa joven vestida de novia flota sobre el agua, entre flores, hacia la nada. Y antes: se acaba el oxigeno y las aves caen, dejan vacío el cielo, mientras la misma joven novia nos contempla con algo parecido a la compasión. O después: una joven madre corre a cámara lenta, con su pequeño hijo en brazos, en un intento visceral, de escapar de lo inevitable. O bien: un hermoso purasangre se desploma en cámara lenta, como un juguete abandonado. Estas son las imágenes que, conjuntadas con obras de arte auténticas como Ofelia de JM Millais (pieza emblemática del movimiento PreRafaelista) y la arrobadora Los Cazadores en la Nieve de Brueghel, utiliza Von Trier como paleta para plasmar su filme, sublime y demoledor, del mismo modo en que es candoroso y lleno de un inexplicable pudor.



En lugar de mostrarnos el fin del mundo en Cosmópolis como L.A. o New York – usted diría, “el cliche que yo ya ví” -- opta por sacarnos de la realidad para llevarnos a Marienbad (o casi, si bien el guiño amorosísimo a Resnais está presente de manera casi orgánica en toda la ambientación): estamos en una palaciega mansión a orillas del mar, invitados a la fastuosa boda de Justine (la Dunst, radiante de carisma) con el guapo y altote Michael (Alexander Skarsgård, el vampiro vikingo de True Blood). Los anfitriones de la boda son la hermana y cuñado de Justine, Claire (Charlotte Gainsbourg) y el pedante aunque bien intencionado milloneta John (Kiefer Sutherland, muy lejos de Jack Bauer y más cerca de los poderes de persuasión de su santo padre). Los contenciosos padres de la novia son Dexter (John Hurt) y su ex mujer Gaby (Charlotte Rampling), quienes dan un contrapunto al primer acto de la trama: es, de hecho, la formidable Rampling, quien tiene los mejores diálogos de la cinta: su breve pero contundente brindis sirve como el lema de la cinta, lo que encapsula su verdadera esencia: “Disfrútenlo mientras puedan.” La frase encierra el simbolismo que cultiva Von Trier en los dos arcos que componen la cinta: cómo lo más anticipado, lo más esencial es, finalmente, algo pasajero, algo efímero, en presencia de lo inevitable.

Von Trier concibió su filme, ostensiblemente obsesionado – como le sucede siempre – con temas muy específicos: la implacable presencia del trastorno distimico (que él padece al igual que millones en el mundo) en nuestras vidas y la respuesta ante él; el romanticismo alemán (toda la banda sonora gira en torno a preludios para Tristán e Isolda, de Wagner), las teorías cataclísmicas del fin del mundo para 2012 y el cine de Luchino Visconti, más específicamente El Gatopardo, La Caída de los Dioses, Retrato de familia en interior y la monumental Muerte en Venecia, donde bajo una abrumadora apariencia de lujo ostentoso y abundancia material, yace una palpitante y obscura decadencia.

Los personajes de Melancolía, salvo Justine y Claire, son más bien 'tipos', con una función muy específica: Skarsgård es el príncipe azul que falla, la Rampling es la madre cruel, pero cuya amarga admonición no va exenta de amor. Kiefer Sutherland trabaja bien como un sujeto tan egocéntrico, que esto lo lleva a hacer lo indecible. Pero son las magníficas hermanas – y eso que resulta de entrada un poco difícil creerlas como tales, aunque para el minuto diez esto ya no importa para nada – quienes sostienen el grueso del filme, a manera de intercambiables Alfa y Omega. Claire es sensata, centrada, ser racional; Justine está tan paralizada por su melancolía – el rol originalmente escrito para Penélope Cruz, a quien Von Trier ofreció el guión, pero ella prefirió irse a filmar el infumable cuarto bodrio en la saga de los Piratas Caribeños de la Disney: poderoso caballero es don dinero – que le cuesta demasiado siquiera respirar: la colisión inminente del planeta Melancolía con el nuestro hará la inversión de los roles algo sorprendente y revelador. La fuerza emerge de donde menos la imaginamos.

Von Trier no se anda con cortapisas ni hace concesiones. Su filme es bellísimo y doloroso, pero inescapable. Los esfuerzos por la Cineteca Nacional para traerlo a México en exhibición no son vanos. Ojalá muy pronto llegue a salas: es algo que debe verse, para admirarse en toda su belleza y magnitud.


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Visiones de... BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE ASCIENDE / THE DARK KNIGHT RISES, de Christopher Nolan

En esta ocasión, l@s invitamos a compartir los diferentes enfoques y opiniones que genera las Visiones de... dos de nuestros articulistas. En la suma de las diferentes visiones, l@s lector@s van construyendo el entendimiento de un film que un único texto no puede contener; a esta suma, l@s propi@s lector@s aportan su visíón personal...

Cine Visiones reafirma la esencia de su nombre en esta edición de Visiones de... BATMAN: EL CABALLERO DE LA NOCHE / THE DARK KNIGHT RISES, con textos de Miguel Cane y Claudi Etcheverry.




¡Que los disfruten!

Visión de... Batman: el caballero de la noche asciende / The Dark Knight Rises - POR MIGUEL CANE.

Visión de... Batman: el caballero de la noche asciende / The Dark Knight Rises - POR CLAUDI ETCHEVERRY.

ENTREVISTAS DE MIGUEL CANE con:

- Christopher Nolan (director de Batman).
- Anne Hathaway (Catwoman-Gatúbela).
- Tom Hardy (Bane).



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Batman: El Caballero de la Noche Asciende / Batman: The Dark Knight Rises, de Christopher Nolan (02), por Claudi Etcheverry

Claudi Etcheverry.

Batman ha asumido el crimen que se le imputó por la muerte del fiscal de Gotham City, y así Bruce Wayne queda recluido en su mansión sin volver a aparecer como el héroe enmascarado porque la manipulación política ha hecho de él un enemigo público. Pero la aparición de un terrorista crudelísimo como Bane le empujará a tener que volver a salir de las sombras de su baticueva para adentrarse en la niebla de la ciudad y luchar contra el mal, un ser maligno de una catadura moral inclasificable a la altura de Hannibal Lecter en El silencio de los corderos.



Este Batman es infinitamente más humano, abrumado por una carga moral, aunque la productora debería guardarse una última carta para trascender esta película, tarea muy difícil ante la precisión con que está construida. A veces una obra suma puede acabar por matar a las anteriores e inhibir las siguientes. Si Batman no tiene superpoderes, su futuro atractivo debería residir en poder trascender su condición humana. Aquí ya se apunta a un Batman neurótico, obsesivo, abrumado por el deber y por el deseo de cumplir con lo que se espera de él; un juguete de los medios de comunicación que puede ganar la batalla para dejar de serlo si se transforma profundamente precisamente en lo que le imponen ser. Al final, Batman tiene que ser juguete del viento para alcanzar la paz pero lo consigue sobreponiéndose a lo imposible.



He de decir que una cosa es el género de una película que me atraiga, y otra es negarse a ver las evidentes virtudes de una película que no. No es el tipo de película que me guste más, pero es una obra excelente, y la aparición de grandes actores como Caine o Freeman no es puro cartel, mientras que actores más noveles se ponen perfectamente a la altura, como la sorprendente plasticidad para cambiar de registros de una Anne Hathaway embutida en su traje de Catwoman, que si en El diablo viste de Prada era una ñoña previsible en todo momento, aquí sorprende por su adaptación al papel que le ha tocado dejando a kilómetros detrás a una Halle Berry que compuso el mismo papel contando solamente con sus ingenuos golpes de cadera. Esta Catwoman tiene alma.



Ritmo, planos, recreaciones en 3D, clima y diálogos consistentes acaban por entramar la urdimbre de una cinta de casi ¡tres horas! perfectamente estable y atractiva. Los grandes actores metidos en esta trama acaban por transmitir verdadera convicción. Uno se plantea: ¿Qué hace un grande como Michael Caine llorando con muchísimo sentimiento metido en un papel de este tipo? Pues si él se lo cree, yo también.

Chapeau!

Batman-Regreso del Caballero Oscuro Batman-Dark Knight rises
EUA, 2012.
Director: Christopher Nolan.
Con Christian Bale, Anne Hathaway, Gary Oldman, Michael Caine, Morgan Freeman, Marion Cotillard, Liam Neeson).

Opiniones y pareceres a c.etcheverry@coac.es

© 2012 Claudi Etcheverry, Sant Cugat del Vallès, Catalunya, Espanya-España.

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Batman: El Caballero de la Noche Asciende / Batman: The Dark Knight Rises, de Christopher Nolan (01), por Miguel Cane

Written By sitemp3 on Kamis, 19 Juli 2012 | 14.44

La victoria del héroe

Miguel Cane



Desde que en 2005 Christopher Nolan resucitó la saga de Batman en la gran pantalla – ocho años después de su ignominiosa destrucción a manos de Joel Schumacher – ésta pasó de ser una mera franquicia a convertirse en un auténtico objeto de culto. Con el estreno de El Caballero de la Noche en 2008, adquirió tintes apoteósicos y la interpretación de Heath Ledger como el Joker (que muchos aseguran contribuyó a su prematura muerte) causó furor. Las expectativas de los espectadores ante la tercera y definitivamente última parte de esta saga, rayan en lo irreal, en lo imposible, en lo obsesivo.



Por lo tanto, la pregunta es, ¿conseguirá El Caballero de la Noche Asciende satisfacer esta sed de perfección y mito? Y la respuesta es... que semejante cosa no es posible. Y no porque la cinta no sea de calidad, que lo es, es simplemente que a estas alturas del poema, resulta imposible dar gusto a nadie. Habrá quienes la amen, habrán quienes la vilipendien, quienes se queden estupefactos, quienes se conmuevan hasta lo más hondo y no faltará quienes le encuentren defectos a todo. Es el precio de ser un filme tan anticipado, si bien está más allá del bien y del mal; no importa lo que se diga de ella, su leyenda la precede.



Dicho lo cual, hay que señalar que Nolan evidentemente está consciente de esto y ha confeccionado un filme que reúne todos los elementos del universo planteado en las cintas anteriores y los magnifica. Aquí, Nolan y su equipo llegan a un paroxismo extrapolado de imagen, sonido, movimiento y catársis. La catástrofe inminente de Ciudad Gótica se hace una realidad y Batman se erige como salvador herido (física y psicológicamente) para tratar de evitar su destrucción total.



Como el personaje titular Christian Bale alcanza madurez y seguridad interpretativas; establece diferencias claras entre Batman y Bruce Wayne y explora su humanidad. Michael Caine deslumbra como el leal Alfred – con excelentes escenas donde sus parlamentos son clave – igual que Gary Oldman como el Jefe Gordon. La interpretación reveladora del filme, por su delicadeza y bravura, es la de Anne Hathaway como Selina Kyle (aunque no se le llame así, ella es Catwoman) hábil y conspicua ladrona surgida de los bajos fondos, que sabe brillar en sociedad, y se convierte, de manera insólita, en aliada y amparo de Batman en su momento más bajo. Basándose en Hedy Lamarr y Katharine Hepburn, su trabajo es impecable; transmite humor y calidez (necesarios en este panorama nihilista y estremecedor) y también valentía cuando hace falta. Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard y Tom Hardy completan el cuadro (importados de El Origen por Nolan) como personajes complejos y de muchos matices que sorprenden – los dos primeros – y como un auténtico monstruo, el último.



La confrontación entre Bane y Batman es brutal para personajes y espectadores por igual, pero es parte inescapable de un cuadro mucho más grande y cuidado, un mosaico en claroscuros que Nolan presenta con elegancia y sin piedad. Como resolución a la saga, esta cinta retoma elementos planteados desde la primera secuencia de Batman inicia y resuelve cada trama con meticuloso detalle, si bien no es complaciente. Habrá quienes se sientan felices de la conclusión y quienes se sientan furiosos. La polémica será inevitable. Lo cierto es que este es un filme con el sello de calidad de Nolan por todas partes y funciona como una máquina.

No es, evidentemente, El Padrino o Ciudadano Kane o Rebecca, pero es un trabajo de primer orden, que se gana a pulso los elogios hiperbólicos y la vitriólica ira que recibe. ¿Por qué?

Porque las leyendas se construyen con eso.

Batman: El Caballero de la noche Asciende/Batman: The Dark Knight Rises
Con Christian Bale, Anne Hathaway, Tom Hardy, Marion Cotillard, Joseph Gordon-Levitt, Gary Oldman, Morgan Freeman, Juno Temple, Liam Neeson y Michael Caine
Dirige Christopher Nolan

EEUU/Reino Unido 2012

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Gatúbela con el sello de Anne Hathaway

Written By sitemp3 on Sabtu, 14 Juli 2012 | 21.18

La bella actriz encarna a la legendaria 'Catwoman' en la nueva cinta 'Batman: el caballero de la noche asciende', tercera de la saga dirigida por el original y polémico Christopher Nolan.

Miguel Cane.



En cosa de una década, la carrera de Anne Hathaway (Nueva Jersey, 1982) ha pasado por toda clase de filmes e interpretaciones, y ha demostrado ser una actriz versátil y una de las mejores de su generación. Esto se observó desde su debut en Diario de una princesa (con Julie Andrews) hasta su aparición en El diablo viste a la moda, filme que la colocó realmente en el mapa, poniéndose al tú por tú con la mismísima Meryl Streep.



La consagración —y una nominación al Oscar— le llegó con La boda de Rachel, cinta dirigida por Jonathan Demme, en la que interpretó a una ex modelo drogadicta. Ha trabajado con directores notables como Demme, Ang Lee y Tim Burton, y ahora hace su primera incursión en el cine más comercial de superhéroes como parte del elenco de la muy esperada tercera cinta de Batman, dirigida por Christopher Nolan, la que cierra su saga del hombre murciélago y que no ha sido ajena a la polémica por su tono oscuro y nihilista, algo no comúnmente asociado a un género más cercano a la acción y a públicos jóvenes.

Con una sonrisa y su cabello ahora muy corto (requerimiento de Los miserables, que acaba de rodar en Londres y que se estrena en Navidad), Anne responde a las preguntas con sencillez, desprovista de las poses de celebridad, algo que, señala, “detesta cordialmente”. No le interesa la fama; lo suyo es trabajar.

MC: ¿Cómo llegó Batman... a ti?
AH: Me sorprendió un poco. Es decir, no esperaba siquiera que me consideraran. Yo ya había visto las dos películas anteriores que hizo Chris y había leído con él para la segunda (el papel de Rachel Dawes, originado por Katie Holmes, que finalmente fue interpretado en El Caballero Oscuro por Maggie Gyllenhaal) pero no sucedió nada. Yo me fui a hacer La boda de Rachel, y pensé: “Bueno, otra vez será”. Pasó el tiempo, y en 2009 Chris me volvió a ver en los Oscar, y me dijo que estaba interesado en que habláramos; a mí me interesaba trabajar con él. Me pidió un poco de tiempo, y luego me hizo llegar un primer guión, con notas sobre el personaje de Catwoman. Me dijo que era el personaje que me quedaba mejor; lo leí y acepté de inmediato. Es decir, ¿cómo no hacerlo? Despejé mi agenda y entré totalmente al proyecto.



MC: ¿Qué es Selina Kyle para ti?
AH: Es un personaje fascinante y muy emblemático, tanto en el cómic como en esta versión; incluso en la de Tim Burton, cuando la encarnó Michelle Pfeiffer, es un gran enigma. Pero eso también la hace intimidante: es una figura icónica, y tienes que hacer que tu representación sea completamente diferente, que la gente olvide a las Gatúbelas que vinieron antes, y eso es algo muy difícil. La de Michelle es formidable y su traje se convirtió en un referente. Chris quería que rompiéramos ese molde. Además, en los 20 años que pasaron desde su última aparición en cine, la historia del personaje se ha enriquecido mucho en el cómic, con sus propias series y su propio desarrollo. Eso la hace aún más interesante.

MC: ¿Cómo es distinta a encarnaciones previas?
AH: Está llena de matices; no es una villana como mucha gente suele pensar, si bien tampoco es alguien que observe la ley; ha tenido una vida difícil, y yo la llamaría una sobreviviente: ha desarrollado sus habilidades para poder salir adelante en un mundo hostil e implacable como lo es el bajo mundo de Ciudad Gótica, al que pertenece, aunque no por gusto. Curiosamente, donde la Gatúbela de Tim tenía un cierto elemento sobrenatural —los gatos la reviven y de pronto se descubre como un ente nuevo, con habilidades que no tenía y un deseo de venganza—, Selina ahora no tiene nada de eso. Ella se ha hecho en las calles, en lugares sórdidos. Es dura, pero también conoce los usos de la elegancia. Es, efectivamente, como un gato: puede ser mimosa y llena de gracia, pero también feroz si la necesidad la obliga. Chris quiso que tuviera un lenguaje corporal muy especial. Además, se ayuda de tecnología que adquiere mediante el robo; es una ladrona, pero tiene un código moral muy personal y único. Eso la hace no sólo una adversaria formidable para Batman sino también una aliada valiosa. Es muy complejo.



MC: Como complejo es el vínculo entre ellos...
AH: Es curioso. Chris nos sugirió a Christian y a mí que viéramos un par de películas de Katharine Hepburn y Spencer Tracy. No para que los imitásemos sino para que viéramos la química entre ambos. Vimos un drama, Keeper of the Flame, y una comedia, Adam’s Rib, y fue estupendo, porque así encontramos el balance que debe existir entre ambos en pantalla, tanto entre Bruce y Selina como entre Batman y Gatúbela. Chris quería que hubiera una química entre ambos, incluso algo de humor. Selina tiene ese sentido del humor que para Batman es algo extraño, porque él no es así. Por ejemplo, la escena en que me robo el auto de Bruce, con el valet parking diciéndole “su esposa dijo que volviera a casa en taxi”, es una pincelada más ligera en lo que es una película muy oscura y eso ayuda a mostrar otras facetas de los personajes. Por otra parte, el vínculo entre Batman y Gatúbela se vuelve más vital conforme se complica la situación para él; hay un momento en el que ella se vuelve su única aliada y esa confianza tentativa es un lazo importante a la larga. Por eso Chris quería que supiéramos cómo establecerla: porque es la espina dorsal de la trama.

MC: Ésta es una película “evento”, para un público muy específico. ¿Es muy diferente a hacer una película “normal”?
AH: Es mucho, mucho más difícil. No sólo por el trabajo que en sí implica una producción como ésta y sus exigencias físicas, sino por lo que requiere tanto del guionista como del director y su equipo, y también de los actores. Hacer una película de superhéroes y, más aún, una que cierra definitivamente una saga, requiere un trabajo de equipo muy especial, un ritmo, una manera de presentar las cosas. En este caso, además es difícil, porque tienes demasiadas expectativas puestas en ti. Estás encarnando un ícono y mucha gente espera que lo hagas de tal o cual manera. Es virtualmente imposible darle gusto a nadie. Algunos me han dicho: “Anne, ¿por qué haces esto?”. Y yo lo hago porque me gusta y me interesa hacerlo, y doy lo mejor de mí, como con cualquier personaje que me ha tocado interpretar.

MC: ¿Sientes que has madurado como actriz en estos años de carrera?
AH: Pues te diré que sí. Supongo que ya no tengo mucho en común con la chica que era hace 10 años. Entonces me ponía muy nerviosa todo el tiempo y ahora siento que tengo mucho más control sobre las cosas, que tengo más confianza. Tengo una libertad que no tenía antes. Puedo actuar en otros géneros y la recompensa es el respeto de mis compañeros, directores y de los productores y la crítica. Siento que no he defraudado al público y que he madurado. Jamás esperé conseguir tanto. A veces pienso que un día de estos todo va a desaparecer de mi vida porque tengo demasiada suerte. Nada dura para siempre; pero quiero seguir luchando por conseguir buenos personajes y hacer lo que me gusta, que es actuar. Sé que conlleva algunas obligaciones; es decir, no es la primera vez que hago promoción de una película, ya hemos hecho esto antes y ya estoy acostumbrada. Y para una película como ésta va a ser algo agotador porque vamos a darle la vuelta al mundo. Pero qué te digo; lo cierto es que me entusiasma mi trabajo. Estar en esta película es un privilegio.

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Tom Hardy nos presenta al Monstruo

El actor británico llega a la cúspide de la fama ahora como el brutal villano de Batman: El Caballero de la Noche asciende.

Miguel Cane



Cuando dio inicio a su carrera hace más de una década, Tom Hardy (Londres, 1977) en la miniserie Hermanos de Sangre y con un papel en La caída del Halcón Negro de Ridley Scott, todo mundo pensó que el apuesto y fornido actor iba a ser una estrella instantánea. Pero la fama le pasó factura demasiado pronto y estuvo a punto de perder su carrera, cosa que lo mantuvo relegado a roles pequeños y a la televisión hasta que gracias a Nicolas Winding Refn, que lo llamó a protagonizar Bronson en 2008, vio aparecer una segunda oportunidad para volver a la gran pantalla; ahora, después de participar en El Origen, repite con Christopher Nolan como Bane, el villano principal en Batman: El Caballero de la Noche asciende.

Participar en la que es probablemente la cinta más anticipada del año ha sido un “plus” en la carrera de Hardy, acostumbrado a hacer papeles de duro, se vino a encontrar conque éste es particularmente difícil toda vez que ha pasado por la óptica de Nolan.



¿Cómo podrías definir a Bane y el rol que juega en la trama?
Creo que Bane es monstruosamente genial así que estoy muy emocionado por interpretarlo. Es como un pozo sin fondo, un abismo. Pero también tiene sentimientos y algunas texturas inesperadas. No es un personaje unidimensional para nada. Puedes clasificarlo como un villano, pero es mucho más que eso: es un antagonista.

¿Su oscuridad es intimidante cuando te acercas al personaje?
Sí, pero me cuidé de no llegar en absoluto hasta ese lugar oscuro. Hay una gran cantidad de personajes retorcidos y malévolos de los que es fácil distanciarse, y no hacer tuya su maldad. Eso es algo que me hizo sentir cómodo, al aceptar el personaje, supongo. Yo ya tengo mis propios problemas (se ríe).



¿Cuál dirías que es la diferencia entre Bane y el Guasón, que es el antagonista de la cinta anterior en la saga?
Son completamente distintos en sus motivaciones. El Guasón sólo quería ver arder el mundo, y era un maestro del caos y la destrucción, un loco sin escrúpulos. Bane no es de esta forma. Es mucho más meticuloso y calculador. Y supone una gran amenaza física para Batman, porque es como un leviatán y no se va a detener ante nada para aplastar a Batman. No hay nada confuso ni ambiguo en torno a Bane. No hay bromas. Es un monstruo muy centrado y muy claro en sus propósitos.

En la cinta no vemos tu rostro. ¿Es dificil interpretar de esta manera? ¿Requiere un mayor esfuerzo?
Cada vez que te pones algo cubriendo tu cara, vas a adoptar una personalidad y un físico que nada tiene que ver con la interpretación. Te permite que sea más libre. Creo que a Nolan le preocupaba que no quisiera ponérmela porque yo temiera que eso pudiera dañar mi carrera o algo así. Pensó que yo podría estar preocupado porque los espectadores no pudieran ver mi bello rostro (estalla en carcajadas). ¡Cómo si me importara! ¡Carajo, es Christopher Nolan! ¡Por él llevaría una bolsa de papel en la cabeza! Ahora bien, hay un detalle: que Bane use una máscara que altera su apariencia y su voz, es un riesgo, porque podrian reírse de él o también puede ser algo nuevo y excitante. El público no debería preocuparse por eso. A medida que avanza la película, te acostumbras a ella. Y sobre el esfuerzo, bueno, realmente la máscara que tuve que usar es muy ajustada. Pero me acostumbré a ella, con el tiempo uno se acostumbra a casi cualquier cosa.



¿Y la transformación física? Debió ser muy demandante
¡Hermano, no te imaginas! Es el trabajo de preparación física más demandante por la que he pasado. Ni cuando hice Warrior tuve que entrenar tanto. Tenía que aumentar mi masa muscular así que comía bandejas de pollo y brócoli cada tres horas y bebidas de proteínas entre las tomas, y tuve que hacer pesas desde las siete de la mañana hasta el anochecer, seis días a la semana durante las diez semanas previas al comienzo del rodaje y mientras se alargó la producción.

Las secuencias de acción y la pelea con Batman resultan muy impresionantes.
Ninguno de los dos personajes es muy verbal. Se expresan entre ellos con los puños. En la pelea climatica entre los ambos la acción física debía ser un diálogo más que contundente, con un punto final que impactara a los espectadores. ¿A qué tememos más que al dolor? Y ese es el tema que Nolan aplica: el dolor. Bane padece un dolor crónico y Batman tiene un alma adolorida. Sus cuerpos están conectados con la mente. Planificar esa pelea requirió mucho entrenar. Debíamos conseguir que cada patada, cada puñetazo tuviera significado, cada golpe era algo que transmitiera dolor; Christian es un gran profesional y fue maravilloso hacer estas escenas con él. Eso nos llevó muchas horas e hizo que acabáramos exhaustos al terminar de rodar la escena. Especialmente a él le exigió más, pero mi misión como personaje era llevarlo al punto de quiebra y Nolan nos hizo un marcaje muy de cerca.

Tu carrera ha tomado un “nuevo aire”, y este filme es clave en ello. ¿Cómo te sientes ahora como actor, en este momento?
Soy tremendamente afortunado. Telo digo sinceramente. Estoy contento simplemente de estar vivo. Al principio de mi carrera probé algo la fama y acabé de bruces en rehabilitación con una adicción a las drogas. Diez años después estoy aquí y no pienso regresar. Tuve que empezar de cero. Aprender a ser humilde. Eso es algo muy importante en esto. Yo siempre me acerco con cuidado a mis personajes. Para sacarlos adelante hay que hacerlo. Elijo las características que me inspiran o me interesan, como ocurrió con el de Bronson. Bane es complejo e interesante. Encuentro las cosas que me divierten, que me hacen reír o que me dan miedo, y trato de reflejarlas para que la gente sienta lo mismo. Bane es el terror más profundo que he encontrado en papel.

Tu próximo trabajo es la resurrección de Mad Max. ¿Temes la comparación con Mel Gibson?
No, en absoluto. Es un actor brillante y a mi generación le dio un trabajo brillante, eso es. Yo tengo un trabajo que hacer. Yo no estoy aquí para participar en una competición por el talento. Se trata de interpretar el personaje que me dan. Y hacerlo del mejor modo posible.

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Amor, honor y libertad / The Lady, de Luc Besson

Written By sitemp3 on Sabtu, 07 Juli 2012 | 15.50

Retrato de una dama

Miguel Cane.



Aunque el estilo visual de Luc Besson permanece intacto y arrobador en Amor, honor y libertad (The Lady), hay que reconocer que quizá fue el menos indicado para llevar a la pantalla la vida de la Premio Nobel de la Paz Daw Aung San Suu Kyi; figura vital para Birmania en su lucha por la democracia y quien tal vez merecía un film más eficaz.



El problema inicial es la duración. La cinta tiene problemas de ritmo que se agravan en una pendiente cuesta abajo después de sus notables primeros diez minutos. La apertura resulta emocionante, conmovedora y casi perfecta. , pero decae conforme se desarrolla la historia de Daw Suu: su educación en el exilio, su retorno a Birmania y su posterior cautiverio.

Por otro lado, el uso de la música no es muy favorable, y resulta irritante que prácticamente cada plano donde aparece la junta militar sea acompañado por música ominosa. Como si se tratara de una telenovela. El guión produce diálogos torpes, estereotipados y blandos. Lo mismo ocurre con algunos eventos históricos, como la ceremonia de los Premios Nobel, o el peregrinaje de La Dama por Birmania, el cual parece comercial de Josefina Vázquez Mota.

Sin embargo, la película tiene detalles encomiables: el colorido y acogedor trabajo de fotografía, las actuaciones de David Thewlis y Michelle Yeoh, quien trasciende el notable parecido con el personaje real.

Sin duda, el film pudo ser mucho mejor, pero quiero pensar que la razón por la cual Besson no logra hacerle justicia al personaje Daw Aung San Suu Kyi es porque su historia no ha terminado; aún tiene camino por recorrer y objetivos por lograr. Así, la película no tiene suficiente material para redondear la trama, pero puede darse cierto crédito al director por plasmar un episodio real en una película bella y bien actuada. Aunque queda un poco a deber, es importante verla para conocer una historia y aprender de su causa.

Amor, honor y libertad / The Lady.
Dirección: Luc Besson.
Con Michelle Yeoh, David Thewlis, William Hope, Sahajak Boonthanakit.
Francia, Reino Unido. 2011.

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Michelle Yeoh: Retrato de una Dama

En su más reciente filme, la célebre actriz asiática presenta la vida de la Premio Nobel Aung San Suu Kyi.

Miguel Cane



“Este es un honor inmerecido, el papel de toda una vida”. Así es como define, con humildad y asombro, Michelle Yeoh (Malasia, 1962) el rol de Aung San Suu Kyi, la líder de la resistencia pacífica birmana que pasó más de dos décadas en arresto domiciliario, premio Nobel de la Paz en 1991, que encarna en The Lady: Amor Honor y Libertad, la más reciente película del francés Luc Besson que inauguró la sexta edición del Festival Internacional de Cine de Roma.

La historia de Daw Suu (como se le conoce popularmente), siempre le había parecido fascinante a la actriz, célebre por su participación en filmes de acción y en la obra maestra de Ang Lee, El Tigre y el Dragón, que buscó dar un giro a sus carrera con esto.



¿Por qué elegir la historia de Daw Suu?
“Por qué era muy importante que se contara. Mucha gente sabía que desde 1989 ella había estado luchando por una transición democrática en Birmania, de hecho, ya existía otra pelicula que tocaba el tema, que se llama Más allá de Rangoon, dirigida por John Boorman, y con una gran actuación de Patricia Arquette... pero aunque presentaba la situación en Birmania desde el punto de vista de una turista occidental que se involucra, no era la historia de Daw Suu como tal, que es interesantísima. Ella es hija de Aung San, un líder político que ayudó a negociar la independencia de Birmania de la corona británica de un modo pacífico y que fue asesinado cuando ella era prácticamente una bebé. Ella tiene una educación notable, vivió en Nueva York, donde trabajó para la ONU, y en Inglaterra, donde conoció a su marido, Michael Aris, que es el papel que interpreta David Thewlis, y su historia de amor es apasionante, sobre todo por las implicaciones que le trajo su arresto domiciliario, que la apartó por años de él y de sus hijos, Alexander y Kim.”



¿Qué dijo Daw Suu cuando supo que iban a rodar la pelicula?
“Cuando comenzó la producción, Daw Suu aún estaba bajo arresto domiciliario. De modo que sólo pudimos hacerle llegar un mensaje de manera clandestina y su respuesta fue “usen su libertad para que el mundo conozca nuestra lucha”. Ella no pudo ver la película hasta que la liberaron y verla con ella fue algo muy emocionante.”

Como no se pudieron conocer antes del rodaje, ¿cómo te preparaste para tu rol?
“Fue tan o más exigente que cuando me preparo para una cinta de acción. Daw Suu es muy delgada, pero muy fuerte, así que tuve que hacer una rutina de ejercicios constante para perder más peso y a un mismo tiempo, mantener su figura. Y eso sólo fue lo físico. Tuve que consultar más de 300 horas de documentales y clips acerca de ella, de sus discursos, para poder estudiar su voz y sus movimientos, todo su lenguaje corporal. Es muy importante, sabes, cuando interpretas a un personaje real, que aún vive, ser lo más fiel a cada uno de sus gestos. No incurrir en la mera imitación, sino en la interpretación. Me comprometí mucho con el personaje, así que Luc me ayudó mucho. Incluso buscó una instructora de dialectos, para ayudarme a aprender a hablar birmano, para tener el acento correcto. Mucha gente piensa que es una exageración hacer esto, pero Meryl Streep es un ejemplo de ello, hay que encontrar la fidelidad de la persona que encarnas hasta en la voz.”



El rodaje tuvo que llevarse a cabo en Tailandia por razones políticas.
“Sí. rodamos en 2009 y 2010, cuando aún no caía el régimen y se nos prohibió el acceso a Myanmar (el nombre con que también se conoce a Birmania) y Luc y yo fuimos declarados personas non gratas en su territorio. Eso nos causó algunas dificultades de logística, no voy a negártelo, pero Luc es un director muy astuto, muy inteligente y se las arregló para salirse con la suya en todas las cosas que se propuso; yo estaba asombrada, no conoce imposibles. La filmación contó con unos 200 extras birmanos que habían huido del régimen tras pasar días en la selva y que se acercaron a la producción. Hace unos meses, Luc hizo un pase especial de la película con algunos de ellos, y comenzaban a llorar desde el primer plano, desde que ven los templos de Birmania. A la salida nos dijeron que nunca habían visto su país en la gran pantalla. Es algo muy emocionante.”

Este, sin duda, es un parteaguas en tu carrera; nunca habías hecho algo como esto.
“Es verdad, pero esto sirve para mostrar que un actor, por mucho que se le identifique con un género, no necesariamente está negado a otro tipo de proyectos. A mí me impresiona mucho haber hecho esta película, porque me demostró cosas que yo no sabía de mi misma, y también me sirvió para ayudar a contar una historia que la gente debe saber, sobre todo, porque aún con sus tintes de tragedia, está llena de esperanza y hoy, en titulares, continúa.”

Finalmente, ¿cómo fue el encuentro entre ustedes?
“Nunca nos habíamos visto en persona, pero cuando llegué a la casa de la madre de Daw Suu, donde estuvo presa más de veinte años, me sentí como si estuviera llegando a mi casa: pasé tanto tiempo en el set y el set era tan idéntico, incluso hasta en el piano donde ella tocaba, que me emocioné. Cuando estuvimos frente a frente, fue algo muy emotivo: fue como abrazar a un miembro de la familia. Y es una mujer admirable, resistir todo por lo que ha pasado y mantenerse serena y optimista es posiblemente la mayor enseñanza de vida que haya recibido antes.”

¿Cómo ha sido la reacción del público ante The Lady?
“Muy favorable, espero que sirva para que el mundo sepa quién es esta gran mujer y su lucha que no termina, los sacrificios por los que ha pasado, incluyendo separarse para siempre del gran amor de su vida, contra su voluntad, todo para poder reinstaurar la democracia en Birmania. Su historia es algo que nos habla a todos, en todos los países y en todas las situaciones. Y esta es nuestra aportación, por modesta que sea, para que su lucha se conozca para que todo lo que ha hecho no sea en vano.”


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