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Melanie Griffith et la chirurgie esthétique : stop !

Written By sitemp3 on Rabu, 31 Maret 2010 | 23.00

stars au naturel

Quel gâchis ! Melanie Griffith était très jolie avant toute cette chirurgie ! Qu'est-ce qu'il lui a pris ? Sa bouche ressemble à deux saucisses, c'est pas possible ! Je me demande dans quels films elle peut jouer maintenant, à part des films d'horreur...

Stars au naturel

Britney Spears a des problèmes d'extensions de cheveux

Written By sitemp3 on Selasa, 30 Maret 2010 | 23.00

britney hair

Et voila ! Madame a voulu faire la belle avec ses nouvelles extensions de cheveux, et comme d'hab, c'est raté ! Expliquez-moi comment, avec des revenus de 525 000 euros par mois, Britney Spears ne peut pas dépenser un peu d'argent dans un styliste, un coiffeur et un maquilleur à disposition 24h/24 comme le font les autres stars ? Hein ?

MadWin

Le coming out de Ricky Martin : «Je suis un homosexuel heureux»

ricky martin

On s'en doutait depuis longtemps, Ricky Martin est gay, et il l'a annoncé lundi sur son site officiel.
C'est sa récente paternité qui a accentué en lui le besoin vital de ne plus garder secrète une vérité devenue «trop lourde à porter» après «plusieurs années de silence».

Ricky Martin explique : «Je suis fier de dire que je suis un homosexuel heureux. J'ai beaucoup de chance d'être qui je suis.»

Pourquoi il a attendu si longtemps avant de dire qu'il était gay ? Parce que beaucoup de gens de son entourage lui ont dit "Ricky, ce n'est pas important", "toutes ces années de travail et tout ce que tu as construit vont s'évanouir", "trop de gens dans le monde ne sont pas prêts à accepter ta vérité, ta réalité, ta nature"...

En ben, voila, c'est fait ! Une personne heureuse de plus sur cette terre, homo ou hétéro, c'est une bonne nouvelle, non ?

MadWin

Le plus bel homme du monde est... un Dieu Grec

Written By sitemp3 on Senin, 29 Maret 2010 | 23.00

Theo Theodoridis

Il s'appelle Theo Theodoridis, il est Grec et habite à New York, il a 33 ans, mesure 1,88 m, il a des yeux incroyables. Il a été élu World Male Model 2004.
En 2010, Stars au naturel le déclare officiellement plus bel homme du monde ! (ah ben ouais, ça rigole pas !)

Et vous ? Quel est d'après vous le plus bel homme du monde en 2010 ? Dites-moi tout !

Meetic

El tren de la vida / Train de vie, de Radu Mihaileanu

Francisco Peña

La cinta de Radu Mihaileanu ha sido promovida en el mundo como el antecedente (o la idea original) de la cinta La vida es bella, de Roberto Benigni, y que inicía la corriente que se dedica a revisar el Holocausto a partir de una visión tragicómica del acontecimiento histórico.



Se dice que Benigni “tomó prestadas” para su película ideas del guión que Mihaileanu le envió, y que no dio respuesta al director rumano.

Pero todos estos hechos son extracinematográficos a la película de Mihaileanu, sucesos posteriores que no deben afectar la visión de este film que comienza, como se ha dicho, la corriente que incluye comedia en el ambiente del Holocausto.

Pero a diferencia de la cinta de Benigni, que se desarrolla y culmina en el campo de concentración, El tren de la vida muestra una fuga a la libertad, lo que le permite mayor sentido del humor en las situaciones que plantea.

Este planteamiento de la fuga de la comunidad de un pueblo judío para salvar su vida le permite al director mostrar –y reírse de- los juegos sociales al interior de esa pequeña sociedad. Los disidentes, la religión, el amor, el encuentro con el Otro, los juegos de poder, el fanatismo ideológico sin conocer los fundamentos de la ideología que se dice practicar, los conflictos sociales, la confusión y el miedo brincan en este microscosmos.

El verdadero milagro de esta película es que todos los puntos son abordados en un delicado equilibrio que funciona, y al cual se le agrega la cereza en el pastel: el sentido del humor. Tanto el guión como la realización de El tren de la vida, bajo esta óptica, trabajan para lograr un film redondo que, bajo la risa, no evade la reflexión ni la tragedia real.

Ante el peligro nazi, el pueblo consulta a los ancianos que hacer. En el colmo de la indecisión y las discusiones bizantinas, terminan por hacerle caso al loco, que propone una fuga en tren hacia Palestina.

Mihaileanu, haciendo uso de un humor que en momentos es particularmente judío, toma a sus personajes y los pone a interactuar, cosa que crea las situaciones cómicas casi sin que el público se de cuenta.


Lionel Abelanski stars as Shlomo the Dreamer with Radu Mihaileanu , director of




Rufus stars as Mordechai the Woodworker and Lionel Abelanski stars as Shlomo the Dreamer in




A village unites against the Shoah in Radu Mihaileanu 's




Agathe de la Fontaine stars as Esther in




Shlomo the Dreamer ( Lionel Abelanski ) greets his long lost cousin Manzatu (Gad Elmaleh) in


Así, presenta al rabí, al loco del pueblo, al contador, a los distintos artesanos, a los jóvenes enamorados. En síntesis, a la comunidad.

Lo que permea la cinta es precisamente el esfuerzo comunitario frente al peligro común. Esto unifica el esfuerzo y poco a poco consiguen su tren. Los pasos que da la comunidad -y cada uno de quienes se dedican a tareas específicas para conseguir el tren- da verosimilitud a todo el proceso. El sueño imposible se obtiene si todos cooperan.

Al usar una puesta en escena realista, con sus marcados tintes de comedia que se basan mucho en la paradoja, Mihaileanu logra que el espectador acepte con mayor facilidad lo que en La vida es bella es, en momentos, difícil de aceptar: el carácter de fábula moral del film, que conlleva una reflexión por parte del público.

Esto se demuestra al observar el excelente tejido del guión y la realización que lo respalda. Cada voz de un sector de la comunidad se manifiesta en la pantalla: los religiosos ortodoxos hablan y se desesperan con los jóvenes comunistas que no han leido a Marx; las mujeres calman a los niños, los que personifican a los nazis tienen momentos autoritarios, etc. Pero todos cooperan con algo al esfuerzo común.

Dentro del proceso de huida general de la comunidad, Mihaileanu no evita la crítica cómica a todos los sectores. Hay regateos por el tren, por los “papeles” en la representación que se monta ante el mundo, inconformidades, celos, expulsiones del partido político. El director – guionista ve las contradicciones al interior de su sociedad y esboza una risa ante la incoherencia de fondo.

La paradoja es el arma de esta comedia: el loco que da las mejores ideas, el maquinista que no sabe conducir trenes, el general nazi que se comporta despóticamente y abusa de sus privilegios… para salvar a un compañero perdido y obtener comida “kosher” su comunidad; el uso de los argumentos más racistas (homosexualidad con un judío) para doblegar a un oficial nazi y que libere al prisionero judío.

Así, cada representante de un sector de la comunidad toma características del papel que tiene que desempeñar, pero a pesar de los conflictos internos que ocurren por este hecho, ninguno olvida que sus intereses particulares están sujetos al bien común, a la sobrevivencia de todos como un solo pueblo.

En ese sentido, la fábula está en el fondo y es motor de todas las acciones. No importan las paradojas ni los intereses propios al interior de la comunidad mientras se consiga seguir adelante como unidad social y no se desgarre irremisiblemente su tejido, aunque éste sea complejo y contradictorio. La moraleja es evidente: primero la comunidad, y luego los sectores. El punto de unión es la negociación interna frente al peligro común de desaparecer.

Ese peligro de aniquilamiento se muestra en varias secuencias del film, estructuradas en situaciones cómicas: el tren pudo ser volado en varias ocasiones por guerrilleros comunistas que sabotean las vías, pero que también discuten entre sí (la disculpa de que “es difícil interpretar la historia mientras se hace”); los encuentros con los verdaderos nazis, donde funciona la astucia; la celebración del Sabbath y el mantenimiento de la religión como aglutinante de la comunidad; el artesano que elabora uniformes que se rompen en el momento más peligroso.

Pero la paradoja que nace del guión también se expresa en las imágenes: los “nazis” que celebran el Sabbath (aunque no se quitan el casco), los jóvenes comunistas que se la viven expulsándose del partido por motivos más bien amorosos revestidos de justificaciones ideológicas, etc.

La paradoja como mecanismo narrativo, y la fábula moral como contenido, hacen que finalmente El tren de la vida se vuelva símbolo de la búsqueda humana de la utopía. Previo al último encuentro con un destacamento nazi en camiones, los representantes de los sectores se toman de las manos mientras el tren se dirige a su destino.

En esa imagen Mihaileanu funde simbólicamente toda su película y los elementos que usó para darle forma.

Pero el director no se conforma con mostrar su argumentos sino que los repite variándolos en nuevas situaciones que suben y suben de tono. Así, el encuentro de la comunidad judía con la gitana, el encuentro de los perseguidos, refuerza la fábula y la utopía.

Mihaileanu usa los mismos procedimientos narrativos: el reto entre músicos individuales desata una confrontación entre judíos y gitanos que deriva en una gran fiesta de confraternización. Nadie renuncia a su cultura sino que se comparte en la búsqueda de la utopía: vivir libres, sea en Palestina o en la India.

Hasta el momento se ha hablado de la cinta como un gran fresco donde todas las partes interactúan. Pero Mihaileanu también ha cuidado los detalles aun en las tramas secundarias de la narración de su film.

El caso más claro es el tratamiento del sexo a partir de la joven Esther (Agathe de la Fontaine), nombre muy significativo para el pueblo judío. Esta joven rechaza a un pretendiente que luego deriva en líder comunista y la rechaza en nombre de La Causa; se relaciona con otro muchacho y finalmente termina enamorada de un gitano. El loco del pueblo también está enamorado de Esther.

El punto es ver como el amor y el sexo como compulsión que deriva en conducta también afectan el tejido social. Si se sigue con atención esta trama se descubre como la paradoja está finamente incrustada, al igual que la confraternización y la búsqueda de la utopía, en las vidas individuales.

El tren de la vida es una película disfrutable, que Mihaileanu crea teniendo en mente que la existencia real de la tragedia, del genocidio, del odio, amenaza con destruir irremisiblemente a la humanidad. Que esto no se podría evitar o soportar sin la existencia de esa “sublime locura” que es la búsqueda del bien común, que en ocasiones se viste con los ropajes de la utopía.

EL TREN DE LA VIDA / TRAIN DE VIE. Producción: 7ÏA, Hungry Eye Lowland Pictures, Noé Productions, Raphaël Films, Marc Bashet, Ludi Boeken, Frédérique Dumas-Zajdela, Eric Dussart, Cédomir Kolar. Dirección: Radu Mihaileanu. Guión: Radu Mihaileanu. Año: 1998. Fotografía en color: Yorgos Arvantis y Laurent Dailland. Música: Goran Bregovic. Edición: Monique Rysselink. Intérpretes: Lionel Abelanski (Schlomo, el loco), Rufus (Mordechai), Clément Herari (rabino), Agathe de la Fontaine (Esther), Bruno Abraham – Kremer (Yankele), Michel Muller (Yossi), Bebe Bercovici (Joshua), Mihai Calin (Sami). Duración: 103 minutos. Distribución: Gussi Artecinema.


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El Polvorín / Bure Baruta / Cabaret Balkan, de Goran Paskaljevic

Francisco Peña


La cinta El polvorín / Bure Baruta es la visión de los vencidos en el conflicto de los Balcanes. El director serbio Goran Paskaljevic no esconde su intención desde las primeras imágenes de su película.

El prólogo se da en el Cabaret Balkan, donde un actor cuenta en su acto cual es el ambiente social y psicológico que priva en Serbia luego de las sucesivas guerras civiles en las que el país se involucró en el gobierno de Milosevic. Para el director, los Balcanes no son más que un cabaret de mala muerte lleno de contradicciones.

Nikola Ristanovski stars as the esoteric cabaret artist in Goran Paskaljevic'sCABARET BALKAN.


A partir de esta declaración de principios, de aseverar que se trata de la visión de los vencidos sobre su propía sociedad, y de afirmar que son más inocentes de lo que piensa el resto del mundo, Paskaljevic muestra el deterioro de la vida social en Budapest.

Al igual que otras cintas provenientes de ex-repúblicas soviéticas, rusas y países cercanos al conflicto de los Balcanes, El polvorín muestra un vacío de poder que es llenado por las mafias locales.

Esta toma de poder se realiza enmedio de una ausencia de sociedad civil y entre una violencia urbana generalizada, con altos extremos de crueldad para con los débiles o desarmados. Cualquier civilidad está sepultada e impera el reino del más fuerte. Los personajes que tienen una ética aun viva deambulan en la depresión y el desaliento.

¿Ejemplos de estas cintas? De monstruos y hombres (Balabanov, Rusia) y Asesino (Omirbaev, Kazakshtán), entre otras.

También en la forma narrativa El polvorín tiene semejanzas con estas otras cintas. Toma a varios personajes y entrecruza sus vidas en varios momentos. Se busca mostrar un tapiz social con los distintos grados de violencia psicológica y física que dominan una sociedad, la ausencia total de autoridad y gobierno, y la lucha fraticidad mientras ascienden las mafias económicas y criminales que no tienen entre sí ninguna diferencia sino que son un mismo Jano bifronte.

Nebojsa Milovanovic stars in Goran Paskaljevic?s CABARET BALKAN.


El polvorín toma varias parejas para analizar el conflicto fraticida en los Balcanes, con la idea de mostrar que no hay inocentes puros ni culpables absolutos sino que todas las etnias son responsables de las guerras y masacres. En ese sentido, se busca diluir la responsabilidad serbia y marcar un cierto grado de inocencia. Asimismo, las otras etnias –croatas, kosovares, albanos, musulmanes- tienen su grado de culpa.

Cada una de las parejas de personajes son metáforas de los conflictos balcánicos a la vez que muestran, de manera directa, la violencia instaurada en Budapest.

Mirjana Jokovic and Sergej Trifunovic star in Goran Paskaljevic?s CABARET BALKAN


El chofer y el discapacitado Dimitri, que resultan ser víctima y victimario. Se ajustan las cuentas porque la víctima a su vez torturó al policía. Violencia multiplicada por factores de venganza.

Los refugiados serbio-bosnios se ubican en la escala social más baja de Budapest y, enmedio de las provaciones generales, tienen los peores problemas.

Un choque de tráfico entre el joven taxista Alex y un conductor de un VW clásico desencadena una violencia física aterrante. El joven huye, pero el conductor visita la casa paterna de Alex y literalmente destroza el apartamento ante la impotencia de los ocupantes.

Ivan Bekjarev (far left) and Milena Dravic watch Sergej Trifunovic (center) and Mirjana Jokovic (far right) in Goran Paskaljevic?s CABARET BALKAN.


La pistola, el arma, es el nuevo signo del poder. Tienes armamento puede hacer lo que quieras, no lo tienes y sólo puedes vivir el papel de víctima. Víctimas y victimarios intercambian papeles más de una vez dependiendo del control de las armas.

Un par de amigos, que entrenan en un gimnasio de box, comienzan una sesión de mutuas confesiones. Cada uno se acostó con la esposa del otro, uno de los hijos es del mejor amigo. Resulta que esos “viejos amigos” que convivieron durante tantos años se dedicaron subrepticiamente a minar la vida del otro.

Aparte de mostrar la crueldad con la que se vive en Budapest, es obvia la metáfora de cuál era el verdadero fondo de la convivenvia social de las ex-repúblicas yugoeslavas y sus etnias. Cada una minaba a la otra mientras se aparentaba una vida civilizada entre todos.

Miki Manojlovic and Mirjana Karanovic star in Goran Paskaljevic?s CABARET BALKAN


Este par de amigos, reales y simbólicos a la vez, desencadenan una violencia aterrante al conocerse la verdad sobre su conducta “amistosa”. Golpe a golpe se cobran las deudas hasta que finalmente, con el cuello roto de una botella de cerveza, uno elimina al otro en los baños de un gimnasio en una de las escenas más crudas de la película. El que sobrevive no tiene ya razón para vivir y, mientras acosa sexualmente a una joven en un tren, termina suicidándose y “suicidándola” con una granada.

¿Más violencia? Sí.

Un tipo secuestra un autobús y violenta a todos los pasajeros hasta ser golpeado por el chofer. Una de sus víctimas, una joven, se pelea después con el novio por lo que le acaba de suceder en el autobús –ella provocó al pandillero, según el novio-. Enmedio de la discusión aparecen los mafiosos, que humillan al novio e intentan violar a la joven.

Son las Variaciones Golberg de la violencia.

Pero todas estas historias están salpicadas de un humor negro casi expresionista. Siempre es de noche, siempre reina la obscuridad y la muerte irónica.

Al final queda clara la intención del realizador. El Cabaret Balkan es un caos social y político donde nadie es inocente y todos comparten la culpa. Pero lo que es propio de El polvorín, al ser la visión de los serbios vencidos, es una amargura particular y una desilusión que no se siente en otras películas semejantes.

Lo que se expresa en El polvorín es una radiografía de una sociedad desgarrada donde la únidad realidad surge del cañón de una pistola.

EL POLVORIN / BURE BARUTA. Producción: MACT, Vans, Ticket, Gradska, Gradski Kina, Mine, Stefi, Eurimages, Canal +, Antoine de Clermont – Tonnerre, Goran Paskaljevic. Dirección: Goran Paskaljevic. Guión: Dejan Dukovski, Zoran Andric, Filip David y Goran Paskaljevic, basado en la obra teatral de Dejan Dukovski. Año: 1998. Fotografía en color: Milan Spasic. Música: Zoran Simjanovic. Edición: Petar Putnikovic. Intérpretes: Lazar Ristovski (boxeador en el tren), Miki Manojlovic (Michael), Mirjana Jokovic (Ana), Mirjana Karanovic (Natalia), Danil Stojkovic (Viktor), Sergej Trifunovic (secuestrador del autobús), Nikola Ristanovski (Boris), Nebojsa Glog0ovac (taxista), Marko Urosevic (Alex). Duración: 100 minutos. Distribución: Quality Films.

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El honor de los Winslow / The Winslow Boy, de David Mamet

Francisco Peña

Easy to do justice, very hard to do right
Sir Robert Morton, en
The Winslow Boy, de David Mamet.


David Mamet es, de nuevo, una presencia en la Muestra Internacional de Cine. En una edición reciente su película The Spanish Prisoner entró como cinta emergente para salvar un bache operativo. En esta ocasión se puede ver The Winslow Boy / El honor de los Winslow (1999).

Al director estadounidense se le ha colgado la etiqueta de que sus películas tratan sólo de víctimas. The Winslow Boy, en ese sentido, marca una diferencia con The Spanish Prisoner. En la segunda, la víctima está colocada en el punto nodal de los acontecimientos; en la primera, la víctima directa –el joven cadete- es protegido por la cortina familiar. De esta forma, la familia es la víctima general de los mecanismos sociales y políticos puestos en su contra. El hecho injusto no sólo afecta a una persona sino que contamina a los que la rodean.

La cinta está basada en la obra teatral de Terence Rattigan The Winslow Boy, escrita en 1947. Mamet, dentro de su guión y su realización, remarca los momentos que considera más importantes a nivel social y ético.


Gemma Jones , Rebecca Pidgeon and Nigel Hawthorne in The Winslow Boy


Bajo la premisa Let Right Be Done / Que se haga lo correcto, Mamet deja fluir la situación de la obra y la maneja con una puesta en escena deslumbrante para los ojos del cinéfilo.

La anécdota se centra en el hecho de que un joven cadete de 13 años es acusado de robar y cobrar fraudulentamente el giro postal de un compañero. El Almirantazgo inglés lo enjuicia en forma negligente y lo expulsa de la escuela. Este simple hecho se expande a toda la trama para mostrar la tensión que existe entre la verdad y la mentira; la justicia como operación de la ley y lo correcto como la ética y espíritu que deben estar detrás de la ley y su aplicación.

Al joven Ronnie Winslow (Guy Edwards) lo rodea su familia, que cree en la negación de los hechos y, encabezada por su padre Arthur (Nigel Hawthorne) y su hermana Catherine (Rebecca Pidgeon), decide defender su honor y que prevalezca la verdad. Todo el proceso para llegar a la meta de lavar el hombre del joven pondrá en riesgo la estructura familiar y sus recursos financieros.

Rebecca Pidgeon as Catherine Winslow in The Winslow Boy


La familia no echa tierra al asunto y busca que el Almirantazgo y el gobierno inglés acepte la causa. Varios intentos fracasan hasta que la familia establece relaciones con un famoso abogado y político de oposición: Sir Robert Morton (Jeremy Northam).

En un duro interrogatorio frente a su familia, el abogado cuestiona al joven y lo hace caer en contradicciones. Sin embargo, lee perfectamente la actitud ética del muchacho y reconoce que dice la verdad. Morton acepta el caso.

A partir de ese momento el caso se politiza y brinca al Parlamento. Ahora se trata de Winslow VS Rex. . Pero lo que interesa a Rattigan y a Mamet son los efectos que resiente la familia por enfrentarse a un gobierno y a una sociedad, sólo por llevar adelante su posición ética de que la verdad y lo correcto prevalezcan sobre los mecanismos negligentes de la justicia y la ley cuando carecen del espíritu con el que fueron creadas.

A partir del conflicto establecido, Mamet se centra en los personajes adultos del padre Arthur, la hermana Catherine y el abogado Morton y sus interrelaciones. El joven se vuelve personaje secundario en sus apariciones.

La puesta en escena de Mamet es de un cuidado, pulcritud y atención al detalle que sorprenden a la visión conocedora. Mientras el diálogo de los personajes fluye constantemente para dar vida a las escenas dramáticas, la cámara, la edición y actuación se desenvuelven con una maestría tan certera que no es “notoria” en pantalla. Todo está en función a la economía del relato sin excesos estilísticos y, así, The Winslow Boy se transforma en una delicia para los ojos de los espectadores.

Guy Edwards as Ronnie Winslow in The Winslow Boy


Sin desdeñar los golpes de efecto de la obra –la copa extra en el brindis que marca la presencia de Ronnie ante el padre ignorante, el interrogatorio Morton – Ronnie-, compone los movimientos de los actores, el tono de los diálogos y las actuaciones con gran tersura naturalista.

Por otra parte, sus emplazamientos de cámara y el montaje ayudan a la economía del relato, sobre todo para mostrar lo no dicho pero si sentido. Presenta los diálogos importantes y lo que puede narrar visualmente lo comprime para gozo del espectador. En este caso Mamet remarca la noción cultural inglesa del understatement / sobreentendido y la ejecuta por medio de sus excelentes actores. Mientras se dicen las cosas en el diálogo, también muchas veces sobreentendidas, mucho se aclara con las miradas, con el rostro, con las entonaciones que acompañan a las palabras.

Destacan en ese sentido las actuaciones de los actores que presentan a los personajes principales: Hawthorne, Pidgeon y Northam. Los tres contribuyen a recrear el ambiente social inglés de la clase media durante la Belle Epoque previa a la Primera Guerra Mundial.

Dicha sociedad inglesa tenía características muy codificadas como sus rasgos de civilidad, conversaciones en el clásico drawing room, las preocupaciones monetarias que inciden en las cuestiones matrimoniales, el papel de las mujeres y la lucha feminista. El retrato de ese universo, ya desaparecido históricamente, lo comparte la cinta con obras inglesas como, por ejemplo, The voyage out y Night and day, de Virginia Woolf.

En ese sentido, el hecho de que Mamet aborde esta obra de teatro, recree las problemáticas de esa sociedad y logre su cometido con excelencia cinematográfica, lo emparenta con el dilema ético que muestra en la misma película: Let Right Be Done / Que se haga lo correcto.

Por un lado, el planteamiento narrativo gira alrededor del dilema ético de sacrificar recursos y afectar a la familia por impulsar la ejecución en la realidad de la idea abstracta de lo correcto. En un momento surgen dudas sobre si el enfrentamiento con el gobierno por lavar el nombre de Ronnie no es sino un acto de soberbia y altanería del padre. El compromiso matrimonial de Catherine se ve afectado por la demanda legal. Morton renuncia a un alto puesto en el gobierno.

El dilema ético se responde con el hecho de que vale la pena luchar porque prevalezca lo correcto a pesar de los sacrificios, cuando era más fácil dejar las cosas en paz. Morton lo resume en una de sus frases: Easy to do justice, very hard to do right / Es fácil hacer justicia, muy difícil hacer lo correcto.

En paralelo, era más fácil que Mamet realizara la película con los patrones comerciales e industriales que prevalecen en Hollywood. De esa manera sería más fácil hacer justicia convencional a la obra de Rattigan y obviar la forma personal de filmar de Mamet. Era más difícil hacer lo correcto éticamente con este proyecto cinematográfico: respetar el espíritu de la obra original y hacer transcendente su expresión fílmica, al tiempo que ésta se expresa a través de la forma particular de hacer cine que tiene Mamet.

En ambos casos, en la obra y en el cine, valió la pena el esfuerzo porque prevalezca una verdad.

THE WINSLOW BOY / EL HONOR DE LOS WINSLOW. Producción: Winslow Partners, Sarah Green. Dirección: David Mamet. Guión: David Mamet, basado en la obra de teatro homónima de Terence Rattigan. Año: 1999. Fotografía en color: Benoit Delhomme. Música: Alaric Jans. Edición: Barbara Tulliver. Intérpretes: Nigel Hawthorne (el padre, Arthur), Rebecca Pidgeon (la hermana, Catherine), Jeremy Northam (Sir Robert Morton), Gemma Jones (la madre, Grace), Guy Edwards (Ronnie Winslow), Matthew Pidgeon (Dickie Winslow), Colin Stinton (Desmond Curry), Aden Gillet (John Watherstone). Duración: 104 minutos. Distribución: Columbia buenavista TriStar.

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El baño / Shower, de Zhang Yang

Francisco Peña


El baño, película del realizador chino Zhang Yang, es una de las mejores películas que se exhiben en la XXXVI Muestra Internacional de Cine.

Yang centra su film en un baño público de Pekín, con sus usos y costumbres, que terminan por convertirlo en un centro vivo de la comunidad. Lugar de encuentro, descanso, plática y juego, el baño público iguala a las personas al despojarlas de uno de sus símbolos sociales de clase: el vestuario.


He Zheng , Lao Lin and Lao Wu in Sony Pictures Classics' Shower




La película se centra en tres personajes principales a los que rodean los clientes del baño público. El conflicto se establece entre el dueño del baño, el maestro Liu, y uno de sus hijos, Da Ming. El tercer personaje es el segundo hijo del maestro Liu, un retrasado mental llamado Er Ming, que trabaja en el establecimiento.

Da Ming es una especie de ejecutivo “yuppie” que nace con la apertura económica de China en los corredores industriales del sur. Una tarjeta postal de Er Ming hace pensar a Da que su padre está enfermo.


Da Ming llega como un extraño y se dedica a observar todo lo que ocurre en el baño público. Las cosas han cambiado poco. Los clientes llegan realmente a socializar entre ellos y no propiamente a bañarse (rito solitario e intimo para la mayor parte de los occidentales que, al igual que Da, usan la ducha).

Esa socialización va desde un masaje hasta peleas de grillos, de pláticas en la alberca entre todos los clientes a confesiones amistosas particulares. Es ese espíritu de comunidad que tiende a desaparecer, el que exalta el director a lo largo de la cinta.

Yang diseña su guión de tal manera que lleva de la mano al espectador. Lo logra con el personaje de Da Ming porque éste se adentra en el ambiente del baño público: conforme Da reconoce su ambiente familiar, el espectador “conoce” los pormenores, los matices, las relaciones de ese microcosmos social. Yang muestra la riqueza de estas relaciones humanas, e inclusive llega en su film a dos momentos líricos muy interesantes.

Dan descubre que su padre es una figura estimada por la comunidad que asiste al baño público. No sólo se encarga de manejar el local sino que funge como consejero, mediador y protector de sus clientes. Tiene una función social que reconoce la comunidad: es una especie de sabio al que todos acuden informalmente.


Zhu Xu as Master Liu in Sony Pictures Classics' Shower


Para llegar a este sutil y delicado retrato de la comunidad y de sus personajes principales, Zhang Yang recurre a una economía del relato y de la puesta en escena envidiable. Su cámara, su edición, las actuaciones están en función de la historia que quiere contar. Todo es preciso y no hay excesos que distraigan al espectador de la anécdota.

Gracias a este hecho, Yang pone atención particular en el detalle que devela un todo. A partir de pequeños cuadros construye a sus personajes y les de una dimensión profunda y humana. No hay grandes conflictos o desastres, pero el espectador sale del cine con un buen sabor de boca: es como si hubiera estado con los amigos, a los que conoce desde hace años.

Yang construye de esta forma tanto a personajes principales como secundarios y muestra al cinéfilo un compleja trama cuya riqueza se siente más en los puntos finos.

Así, el espectador entiende porque al maestro Liu le gusta su trabajo; también percibe por que Da pospone su regreso y se queda en el baño; finalmente siente porque para Er Ming el baño público es su mundo, en donde es aceptado y nadie lo trata como un ser retrasado.

El maestro Liu no pide que se acerquen a él pero muchos lo buscan: desde el pequeño pillo que debe dinero a los gangsters del barrio hasta los jugadores que enfrentan grillos. Todo se debe a que Liu concede un valor especial al hecho del baño. El maestro proviene de un lugar en las montañas donde el agua es valiosa por su escasez, al grado que se le atesora en tiempos de sequía y llega a convertirse en símbolo cultural.

En una de las secuencias más bellas y poéticas del film de Yang, Liu narra como poco a poco una familia almacena agua para el baño ritual de una bella joven, que efectúa la noche previa a su boda. Ese baño ritual, donde el agua es vehículo de rito y mito, es de la esposa del maestro Liu, la madre de Er Ming.

Esa presencia del agua a lo largo de toda la cinta como motivo de juego, encuentro, limpieza y renovación, se refuerza en otra secuencia poética que tiene a Liu como promotor, y que Yang narra con delicadeza y cuidado en el detalle.

Al inicio de la cinta, uno de los clientes narra el por qué su matrimonio se va a pique. Su esposa lo regaña, lo persigue. El problema llega a las manos de Liu que escucha las causas: la esposa, por salvar un collar que le fue robado, ha caido en la deshonra a los ojos de su marido. A partir de ese día no tienen relaciones sexuales.

Liu platica ante el hombre lo que significa el agua para él, lo que implica su carencia en otros lugares. Pero no le dice lo que tiene que hacer para solucionar su problema. Más bien pone en marcha un plan para que los esposos se acerquen. Engatusa al marido impotente para que se de un baño especial. Para darse dicho baño el hombre camina hacia la alberca y oye ruido.

En ese momento, el director Yang maneja los recursos cinematográficos de tal forma que plasma en pantalla otro momento poético, que las palabras no pueden describir pero si las imágenes. El reencuentro de los esposos se da sin diálogo de por medio; todo ocurre a través de las miradas, del movimiento de los cuerpos, con el agua como elemento vital que los rodea.

Así, no es de extrañarse que Dan revalorice a su padre y a su hermano, que por medio de este personaje también el espectador pase por el mismo proceso y se “asimile” al lugar donde la comunidad tiene su punto de encuentro humano.


Pu Cun Xin as Da Ming in Sony Pictures Classics' Shower



Pu Cun Xin as Da Ming in Sony Pictures Classics' Shower


Por esta vía el espectador puede captar la humanidad del tercer personaje, el segundo hijo Er Ming. Su discapacidad no le impide ejercer su sensibilidad ni obstaculiza su amor por su padre, su hermano y los clientes. Por ejemplo, en un tono humorístico Er Ming es el único que puede hacer cantar ópera a un joven que tiene pánico escénico pero que si canta en el baño.

Hay que aclarar que El baño no es una película cómica, no es una comedia como tal, pero no carece de humor al igual que la vida cotidiana.

Ya a la mitad de la cinta Dan ha recuperado una parte de sí mismo y está reincorporado a la comunidad. Es el momento en que Yang plantea el punto del oficio que pasa de padres a hijos. No es una transmisión automática ni impuesta por la tradición vacía, no es un rito carente de contenido. El director subraya que si un oficio pasa de padre a hijo se debe al amor por ese trabajo y a la comprensión cabal de lo que significa para la comunidad y para quien lo ejerce.

Planteado el punto el padre desaparece de escena.

La oposición tradición comunitaria contra modernidad salvaje se plantea más claramente en la segunda parte de la cinta, ante la amenaza de que el baño –y el resto de barrio- será destruido para construir un nuevo conjunto habitacional. El terreno del baño público será ocupado por un centro comercial.

El planteamiento parece resumirse en la idea de que frente a la globalización económica se responde con la regionalización cultural, pero el miedo de ciertos regímenes es que la tradición comunitaria – individual derive en conservadurismo.

Yang apuesta por la tradición en tanto esté vigente y forme parte viva de la comunidad. Sabe que la modernidad, en ciertos aspectos, es imparable y los cambios sobrevienen. Pero la imagen final de Dan Ming sumergido en el agua de la alberca se puede interpretar como el hecho de que, si el hombre hace suyos los valores de la comunidad, podrá revivirla en otro lugar, en otro tiempo.

El baño / La ducha / Shower. Producción: Imar Film, Peter Oler, Sam Duann, Zhang Yang. Dirección: Zhang Yang. Guión: Shangiun Cai, Yinan Diao, Xin Huo, Fendou Liu y Zhang Yang. Año: 1999. Fotografía en color: Zhang Jian. Música: Xiaogang Ye. Edición: Hongyu Yang. Intérpretes: Wu Jiang (Er Ming), Quianxin Pu (Da Ming),

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El viento se llevó lo que, de Alejandro Agresti

Francisco Peña


La cinta argentina de Alejandro Agresti es una especie de experimento mental que se basa en la pregunta de: ¿qué pasaría si el cine fuera la única diversión de una comunidad aislada? El resultado serìa un pueblo "sui generis", unido, pero con una idea de la vida teñida por la imagen cinematográfica.

La anécdota, salpicada de humor compartido con el cinéfilo, arranca con la huida de una joven rioplatense de su ciudad y su viaje hasta un pueblo perdido en la Patagonia. Allá lo único que llega es el cine, que se exhibe como la única diversión popular. La sala es un centro de reunión y factor de cohesión social, es "el último cine del mundo", en palabras del dueño y proyeccionista.



Las películas que llegan al pueblo perdido vienen destrozadas, con rollos mezclados, con secuencias faltantes o montadas en otra parte de la historia. Llegan a la última proyección de su vida de uso; el resultado son exhibiciones surrealistas, con cronologias disparatadas. Esto afecta en forma extraña a algunos habitantes, como su crítico de cine, que solamente habla con diálogos rotos extraidos de todas las películas que ha visto.

A este ambiente llega la joven Soledad, a quien le cuesta trabajo encajar en una comunidad dominada por el cine como actividad que permea todas las actitudes sociales. El punto de referencia coherente es la señora que mantiene el hotel del lugar, actuada por la española Angela Molina.

Pero pronto la joven es "descubierta" por los cinéfilos, que montan una producción cinematográfica del noticiero local donde ella es la reportera estrella. A partir de este momento Agresti mezcla el humor negro y el absurdo para ver las consecuencias locas que acarrea el cine dentro de ese mundo cerrado.

Esa sociedad alterada por el cine desea verse representada en su propia pantalla, pero sus imágenes resultan ser tan disparatadas como las películas que ven. Sin embargo, no por eso dejan de crear su productora y exhibir su noticiero con los acontecimientos locales.




Alrededor de este hecho original, Agresti va creando las historias secundarias de los lugareños, que por desgracia no se encuentran a la altura de la idea central que narra su película.

La trama trata de diversificarse hacia personajes tipo como el inventor-técnico-filósofo del pueblo, que sucesivamente parte a Buenos Aires para dar cuenta de sus descubrimientos originales en un medio cerrado. Así, parte para avisar de la teoría freudiana reducida a la frase "todo es sexo"; o para hablar del socialismo en cuanto a la desigualdad en el reparto de la riqueza.

Es este personaje el que, al regresar al pueblo, tiene la visión más real de lo que sucede. En su ingenuidad ha hablado con los militares de sus teorías igualitarias, y es torturado y encarcelado. Su ausencia crea desconfianza en los habitantes del pueblo, que lo rechazan y humillan a su regreso. Esta secuencia es dura en cuanto a la resonancia política que tiene. ¿Cuántos torturados o exiliados regresaron a Argentina para encontrarse con la indiferencia, la desconfianza, el rechazo generalizados? Agresti no da una respuesta, simplemente señala el hecho.

Pero si este personaje funciona, hay otros que quedan desdibujados o que están tan caricaturizados que crean problemas para la trama general de la película, que empieza a extenderse demasiado en el desarrollo de estas subtramas. El interés empieza a decaer.

Al mismo tiempo, en la relación entre Soledad y el personaje de Angela Molina se invierte el peso. Mientras Soledad se funde con la comunidad, la dueña del hotel adquiere un peso propio en la historia, cosa que se relaciona con la última interrupción del cine en el pueblo.




A más de la mitad de la cinta se introduce el personaje del actor francés Wexley (Jean Rochefort). Un actor acabado y en bancarrota descubre que en un lugar de la Patagonia argentina es no sólo popular sino un verdadero idolo. De pronto, sacado de la pantalla aparece el viejo actor enmedio de las calles del pueblo. Agresti juega una de sus últimas bromas cuando ve las consecuencias del "star system" en su microcosmos.

Angela Molina aporta lo mejor de su actuación en este momento de la cinta, al seducir a la "estrella" francesa, que descubre que su popularidad la debe a películas destrozadas, irreconocibles y casi sin relación con lo que él originalmente filmó... Pero se deja querer mientras saluda desde la ventana.

Wexley trata de fundir la experiencia del pueblo con su propio saber cinematográfico y dirige su propia cinta. Pero Agresti da el giro narrativo final a su aislado pueblo cinematográfico: llega una antena de microondas y con ésta entra la televisión.

El encanto de cine, la magia fílmica estalla en pedazos. Al estreno de la película de Wexley, días antes un pequeño dios, sólo asisten unos cuantos espectadores enmedio de las butacas vacias. Todos están encerrados viendo TV, cuyas luces ve Soledad a través de todas las ventanas.

Esta visión nostálgica del papel del cine en la sociedad, visto desde una óptica emparentada con cintas como "Splendor" (Ettore Scola) o "Cinema Paradiso" (Giuseppe Tornatore) es también, como cada una a su manera, un homenaje a la cinefilia.

El problema que arrastra "El viento se llevó lo que" es el de la economía del relato. Alrededor del acierto narrativo "del ùltimo cine del mundo" se entretejen demasiadas subtramas, al grado de que el acierto se pierde entre toda la maraña de personajes secundarios. Agresti quiere contar demasiado.

La película pierde impacto y brillantez mientras se vuelve una y otra vez a variantes repetitivas de las mismas situaciones, lo que además extiende el tiempo de proyección. La cinta no naufraga ni fracasa pero bordea peligrosamente el aburrimiento hacia el final.

A veces así sucede, que una buena idea se adorne demasiado con personajes y se le sobreexplote, al grado de querer contar demasiado. Este error hace que la economía del relato se extienda demasiado, que no se corten escenas ni se logre un equilibrio entre personajes.

Ese es el pecado de la cinta de Agresti, que en su homenaje fársico al mundo del cine y al espectador, olvida que su obra es al mismo tiempo un film más dentro de ese mundo. Olvida que era necesario cortarla un poco, precisar más a sus personajes y a las situaciones que plantea, para no arriesgarse a convertir la película en una narración incoherente como las famosas cintas del francés Wexley.

Vale la pena la cinta de Agresti, pero uno como espectador debe quedar advertido de sus fallas: una trama con situaciones repetitivas, exceso de personajes y de tiempo en pantalla.

EL VIENTO SE LLEVO LO QUE. Argentina. PRODUCCION: Agresti Films, Alejandro Agresti. DIRECCION: Alejandro Agresti. GUION: Alejandro Agresti. AÑO: 1998. FOTOGRAFIA EN COLOR: Mauricio Rubinstein. MUSICA: Paul Michael van Brugge. EDICION: alejandro Brodershon. INTERPRETES: Vera Fogwill, Angela Molina, Fabián Vena, Jean Rochefort. DURACION: 90 minutos. DISTRIBUCION: Latina.

PREMIOS: Festival de Cine de San Sebastián, España - 1998: Concha de Oro a la Mejor Película del Festival.


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George Clooney jeune : c'était pas gagné !

Written By sitemp3 on Minggu, 28 Maret 2010 | 23.00

stars au naturel

Que dire... George Clooney s'est vraiment bonifié avec l'âge, car quand il était petit, entre le brushing à la Mireille Matthieu et les lunettes de geek, ça le faisait moyen !

Amoureux

Su Majestad, la Sra. Brown / Mrs. Brown, de John Madden

Francisco Peña

El cine inglés es uno de los pocos cines nacionales que conserva una identidad propia y un estilo característico. Dos de los pilares donde se asienta su prestigio internacional son las películas históricas y el uso de obras literarias; en ambos casos se trata de materiales surgidos de su propia tierra y cultura. Dentro de esa corriente se encuadra la película “Mrs. Brown / Su majestad, la Sra. Brown”, dirigida por John Madden.


La actual vertiente cinematográfica histórica ha hecho énfasis en el período de los Tudor, especialmente en el reinado de Isabel I; en cambio, en la rama fílmica que se alimenta de la literatura se ha revisado también la producción escrita dentro de la época victoriana. Madden se asoma ahora con un enfoque histórico a un segmento del reinado de Victoria, donde se dio el clímax del poder del Imperio Británico durante el siglo XIX.

Parte de la literatura inglesa de ese tiempo y obras de autores posteriores analizaron los rasgos del victorianismo, tanto en su expresión social como psicológica. Maddem retoma el conocimiento aportado por la literatura inglesa y, desde la misma cumbre del victorianismo, revisa la historia de la mujer que dio el nombre a esa era de Inglaterra.

Dentro de este contexto, el victorianismo como forma de vida, costumbres, vestido, moral y ética se extendió por todo el Imperio e influyó mucho en el comportamiento de Europa y el mundo. Se ha remarcado en incontables ocasiones el exceso de reglas sociales donde se codificaba hasta el más mínimo movimiento. Asimismo, se ha hablado de la doble moral victoriana, donde en el hogar y los medios sociales “aceptables” se mantenía una estricta disciplina mientras que había “zonas obscuras” donde se daba rienda suelta a la sexualidad y a la desviación, producto de una represión social generalizada.


Madden hace una reconstrucción histórica del victorianismo como ambiente social a partir, precisamente, de Victoria Regina como persona. La anécdota parte del comienzo del luto de la reina luego de la muerte del Príncipe Consorte Alberto.

Victoria, como mujer, queda totalmente desolada a la muerte de su marido y se encierra con los parientes más cercanos a rumiar su dolor. Es tal su encerramiento y negativa a cumplir sus funciones de gobierno que esto afecta el desarrollo de la política inglesa, paraliza la burocracia y causa encendidos debates en el Parlamento que incluyen la posibilidad de que sea restaurada la República en Inglaterra y se termine con la Monarquía Parlamentaria como forma de gobierno nacional.

Madden empieza a analizar todo el mecanismo que se mueve alrededor y a costillas de la reina Victoria, que personalmente no sólo es ejemplo de conducta victoriana sino también su víctima directa. El luto está codificado y se obliga a todos los participantes desde el Príncipe de Gales hasta el último sirviente a participar sin fallas. El director enfatiza el ambiente asfixiante de palacio y muestra claramente los matices obscuros que determinan la conducta de Victoria y de quienes la rodean.

Dentro de este cuadro histórico entra un nuevo personaje, un caballerango escocés de nombre John Brown, preferido del Príncipe Alberto. Como buen escocés, tiene un amor a la vida muy especial y no se sujeta a las reglas de Palacio. Pero, además, es capaz de percibir el drama interno personal de la reina Victoria, su desolación, su tristeza y su soledad.

A partir de ese momento, por su manera de entender la lealtad a su reina, John Brown desafía las convenciones e intrigas políticas palaciegas para forzar un cambio de actitud en la reina y regresarla a la vida. Por principio de cuentas usa el único medio a su alcance para llamar la atención de Victoria: se planta enmedio del jardín con el pony de la Reina y se queda parado todo el día. Finalmente Victoria cede y sale a pasear.



En esos paseos se dan conversaciones en donde Victoria poco a poco expone su desolación y soledad; los consejos de Brown cambian su actitud ante la vida y la reina se revitaliza, aunque no cede en la disciplina que implica el luto hacia el exterior. Victoria es consciente de que Brown es la fuente en donde reencuentra el gusto por la vida y acepta su influencia por encima de todos: ministros, secretarios, parientes y su mismo heredero. Esto crea rumores y chistes descarnados porque ahora a la reina se le acusa de ser la Sra. Brown.

Brown también sufre un cambio porque se hace cargo de la seguridad de la reina, y toma el control de los sirvientes cambiando las reglas del juego dentro del palacio. Dicho encumbramiento causa envidias y recelos en varios campos. Se sienten afectadas las esferas del poder político del gobierno, de la burocracia palaciega, parientes y los mismos sirvientes. Brown no hace caso e incrementa sus esfuerzos por servir a la reina, pero también muestra rasgos de soberbia y prepotencia hacia los burócratas como el secretario Ponsonby y los sirvientes.

Madden va llevando todo el desarrollo de la historia con un hermoso trabajo de cámara, que lo mismo saca partido de los interiores de los distintos palacios como del campo abierto escocés e inglés. Inclusive, remarca el doble juego entre interior / disciplina y campo abierto / libertad. De acuerdo a este binomio se desenvuelven las actuaciones de los personajes.

Los mecanismos del poder, la aristocracia y la burocracia de palacio se unen para sacar provecho o frenar la influencia de Brown sobre Victoria. En ese contexto narrativo surgen dos secuencias clave.

La primera es donde, ante la presión externa, Brown ofrece renunciar ante la reina. Ella primero ejecuta un acto de autoridad y le niega el permiso, pero después muestra su lado humano y declara que sin Brown no podría seguir adelante con sus reales obligaciones… luego se toman de las manos mutuamente.


Es el momento en que ambos personajes muestran su humanidad y su mutua estima. Contrariamente a los chismes de la corte y a los rumores periodísticos, ni Brown ni la Reina viven un romance desenfrenado. Aún las más pequeñas variaciones emocionales de los dos personajes se enmarcan dentro de la moralidad victoriana. Esto incluye, por ejemplo, la visita de la Reina a una cabaña de escoceses donde Brown llega al clímax de hablar libremente, y la reina tiene la libertad de tomar whiskey y semiemborracharse.

Madden logra transmitir al espectador todo el drama oculto de los personajes a través de dos soberbias actuaciones de Judi Dench como Victoria, y de Billy Connolly como John Brown. A través del manejo del cuerpo pero sobre todo el rostro, y la expresión del diálogo, quedan impresos los cambios emocionales por los que atraviesa la Reina. Connolly tiene un rango más libre de actuación porque se lo permite su personaje; pero Dench brilla en un espacio más reducido, con una Victoria que por fin llega a parecer en la pantalla como una persona que tuvo viva propia y personal.

Los mecanismos del poder se ciernen sobre la pareja de amigos y finalmente irrumpen en la figura de un Disraelí que busca desesperadamente la salvación de la monarquía pero sobre todo su permanencia en el poder. En el único momento de sinceridad que tiene, Disraelí tiene un diálogo crudo con Brown en Lochnagar. Allí enfrenta a Brown frente a las razones de estado y juega con su lealtad para que ejerza influencia sobre Victoria para que regrese a la vida pública.

La segunda secuencia clave es cuando Brown se enfrenta a la reina y le hace ver la necesidad de volver a la política. Será la última vez que Brown sea escuchado y se tome en cuenta su opinión; el hecho de mandar de regreso a la reina a la vida pública le cuesta a Brown su poder en la corte y la cercanía con Victoria.

Madden construye no sólo un film histórico sino que, apoyado en la magnífica calidad de producción del cine inglés, hace un retrato intimista de los dos personajes y analiza los mecanismos del poder victoriano. Pero lo que queda patente es el pequeño espacio que las convenciones sociales dejaban para la sinceridad y el ejercicio abierto de los sentimientos.

Esta historia de amistad larga en lugar de romance corto se expresa en un film de buena factura, con matices de luces y sombras que penetra en la intimidad del personaje de Victoria Regina, que aunque muy conocido en ciertos aspectos históricos, no había llegado a la pantalla en algunas facetas de su intimidad. Madden revela su capacidad como creador con una buena película que abre una ventana muy interesante al mundo victoriano inglés.

SU MAJESTAD, LA SRA. BROWN / MRS. BROWN. Gran Bretaña – Estados Unidos – Escocia – Iralanda. PRODUCCION: BBC Scotland, BBC Films, Ecosse Films, WGBH, Iris Screen, Mobil Masterpiece Theatre, Sarah Curtis. DIRECCION: John Madden. GUION: Jeremy Brock, basado en una idea de George Rosie. AÑO: 1997. FOTOGRAFIA EN COLOR: Richard Greatrex. MUSICA: Stephen Warbeck. EDICION: Robin Sales. INTERPRETES: Judi Dench (reina Victoria), Billy Conolly (John Brown), Anthony Sher (Disraeli), Geoffrey Palmer (Henry Ponsonby), David Westhead (Bertie, Príncipe de Gales). DURACION: 103 minutos. DISTRIBUCION: Buenavista.

Participación en Festivales: Cannes, Francia – 1997. Mar del Plata, Argentina – 1997.

PREMIOS:
Academia Británica de Cine y Televisión, Gran Bretaña – 1998: Premio a la Interpretación (Judi Dench); Vestuario (Deirdre Clancy).
Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, Estados Unidos – 1998: Premio Globo de Oro a la Actriz (Judi Dench).



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